RECETARIO MÁGICO (2)

CEDILLO

Hay plantas que curan y matan, a la vez y sin contradicción de por medio. Hay ciertas plantas mezcladas con otros ingredientes las cuales sirven como potajes mágicos. Para hacer el bien o el mal, según sea el destino de quien lo prepara a favor o en contra del humano inmiscuido. La literatura y la historia rebosan de casos de este tipo, con lo cual se podría editar un “Recetario mágico”.

Algunos ejemplos al azar, aunque es poco el espacio y muchas mis notas. Por lo cual, regresaré al tema. Comenzamos. La mandrágora es recomendada en la Biblia (Antiguo Testamento) para la fertilidad de una mujer (Génesis 30:14).  Michael Heinrich, de la UCL, ha dicho de esta planta: “Si uno la consume, alucina, se marea y el ritmo cardíaco se acelera; además podría alterarse la visión y cognición. Si la dosis es suficientemente alta, puede matarte”. Y esta especial planta es más bella o rara en la raíz, en su forma oculta, que en su tallo o forma visible o externa en la tierra. 

Si usted ve libros de herbolaria antiguos (ahora con esa maravilla de Internet, todas estas bellas ilustraciones están a un clic de distancia), la representación gráfica de esta planta es no pocas veces con cabeza humana y con cuerpos o piernas cruzadas. Es nativa de las zonas del mediterráneo y medio oriente, donde ha sido usada históricamente lo mismo como alucinógeno, analgésico, afrodisíaca (el ejemplo en la Biblia) o, de plano, como droga. Su fama es bien lograda, tan es así, que William Shakespeare, ese genio de la literatura, la usó en “Romeo y Julieta”. 

El fragmento es el siguiente, el cual es voz de una Julieta aterrada y en franco pánico: “¡Ay, ay! ¿Cómo es posible que al despertarme de improviso no enloquezca ante tan espeluznantes horrores y emanaciones tan pestilentes, y entre unos chillidos a los de la mandrágora al ser arrancada de la tierra, que hacen perder el juicio a los mortales que los escuchan?”

¿Una mujer quiere retener a su marido? La receta es larga, viene en el libro “Cuentos de Mogador” de Alberto Ruy Sánchez. Va un fragmento pequeño: “Para que puedas retener a tu marido vas a hacer todo lo que yo te diga… debes darle como primer alimento de la mañana un trozo de dátil que haya pasado toda la noche dentro de ti. Pero él no debe sospechar nada. A la semana verás que su ardor crece…”

Uno de los frutos más extraños, bellos y de sabor de otro mundo es sin duda el dátil. Alguna vez el chef Emiliano Pimentel los preparó enrollados estos con tocino de primera calidad. Un verdadero manjar. ¿Cómo se soportan dolores tan fuertes y atroces como el mismísimo dolor de cargar una cruz, como lo hizo Jesucristo? Mezclando vinagre con hiel. Lea usted Mateo 27:34. Mucho por explorar. Regresaré con un tríptico de textos. 

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.