¿QUIÉN INVENTÓ EL BUFFET?

Dónde se inventó ese servicio de comida llamado buffet? Caray, no lo sé. Tampoco me interesa. Pudo haber sido en París, Francia. Por aquello de que casi todo lo de la gastronomía en el mundo tiene que ver con ellos. Pero aquí, en esta parte del orbe, eso llamado servicio de buffet en restaurantes, por temporadas se pone de moda e incluso es anunciado con publicidad machacona para sus comensales. Recuerdo un cartel de una pizzería el cual a la letra decía: Todo lo que pueda comer por solo $99 pesos“. Imagino hay gente que se dedica a cazar“ este tipo de restaurantes y sus ofertas de abundancia en la comida, con pandemia o sin ella.

En lo personal, no es lo mío. ¿A usted le gusta? Lo respeto. ¿Por qué y de plano no se prohíbe este tipo de oferta gastronómica harta en colesterol y obesidad? Por lo general, ya cuando usted llega, es decir, si es almuerzo de 9 de la mañana a 11, pongamos por ejemplo, usted llega a las 10:45, pues ya todo está seco en sus viandas. Batido y vacío en su fuego, si es que alguna vez estuvo bien hecha y sustanciosa su preparación. Los jugos ni decir.

Los ponen desde temprana hora en sus dispensadores y, usted lo sabe, pues ya no es jugo, sino agua pintada. Para que a su cuerpo lleguen todas las vitaminas y minerales de las frutas exprimidas, debe de hacerse en el acto.Tomárselo apenas escurra. Lo demás es pérdida de tiempo. Es bagazo simplemente.

En lo personal, no es lo mío. ¿A usted le gusta? Lo respeto. ¿Por qué y de plano no se prohíbe este tipo de oferta gastronómica harta en colesterol y obesidad?

No soy el único que me quejo de este servicio de viandas y alimentos llamado buffet. Ya en el siglo pasado, el novelista Emile Zolá describió agriamente lo anterior. Por azares de las lecturas que de repente tengo, he dado con un párrafo demoledor del novelista. Forma parte de la trama de La Ralea“, texto poco conocido o leído del francés. Dice Zolá: A lo largo de la hilera de platos, el ejército de los vasos, las botellas de agua y vino, los diminutos saleros, toda la cristalería fina y ligera como la muselina, sin la menor cinceladura, y tan transparente que no proyectaba sombra alguna“.

Ya luego llegaría el ruido, el tañer de cucharas, platos, servicio; el verter líquidos, el servirse una y otra vez: Los comensales eran demasiado numerosos para que la conversación pudiese hacerse general… el rumor de las voces se elevó y las carcajadas hicieron tintinear los ligeros cristales…“ y este es otro problema del servicio de buffet. El ruido de platos, de cucharas sirviendo porciones una y otra vez, el quiebre de alguna vajilla por error, el derramar líquidos, las andanzas de los comensales, puf; todo ello contribuye no a la charla, a la buena charla y compartir, sino a un ruido ensordecedor. El comportamiento burdo de los comensales, lo dijo y lo vimos con Zolá, puede ser grotesco y acusador.

Y, claro, por lo demás, ¿quién puede tener tanta panza para servirse, por ejemplo, en un buffet de almuerzo: huevos con chorizo, huevos con jamón, salchichas asadas, queso con rajas, queso en salsa, chilaquiles rojos, chilaquiles verdes, chilaquiles amarillos, chilaquiles grises, frijoles charros, frijoles refritos, frijoles con veneno, frijoles sin veneno, papas con chorizo, papas sin chorizo, un plato de menudo, un plato de pozole…? Y, claro, todo ya reseco y harto batido. Caray, por eso estamos obesos en este país.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.