Por una cultura de paz

Por una cultura de paz

Carlos es un chico que ha crecido viendo armas en su casa. Sea una pistola o distintos tipos de rifles, son instrumentos que asocia con el poder, la fuerza, con ser hombre, con imponer su voluntad sobre los demás y con la cotidianidad

Un día, Carlos invitó a tres amigos a la casa. No tenía permiso de acercarse al clóset de las armas, pero la tentación y las de ganas de presumir lo rebasaron.

Los jovencitos estaban fascinados; agarraron las pistolas, las rifles cortos y los largos. Se sintieron poderosos al sentir el peso del metal entre sus manos. Jorge, tomó una pistola y se colocó en pose de alerta, con el cañón hacia arriba. Haciendo miradas intrigantes jugaba a ser un policía en acción. Los otros soltaron risas bobas. Luego, jugando apuntó con el revolver hacia el pecho de Alex, simulando detenerlo. Las exclamaciones y los brazos en alto no se hicieron tardar. Se rieron asustados, nerviosos, emocionados. Entre bromas, Carlos le dijo que ya, que no se pasara, y le dio un empujón en el hombro. Jorge, inexperto y también nervioso, dejó caer la pistola… no tenía seguro, era la única arma que accidentalmente estaba cargada. La bala se encajó en el muslo de Alex.

El resto sucedió en el hospital, el Ministerio Público y entre tres madres angustiadas.

Hay historias menos inocentes, en las que la bala ocasiona una muerte por accidente y no por ello es menos dolorosa.

Lo importante es que donde hay armas, hay violencia. Por eso, en el marco de la Semana del Desarme promovida por la ONU creo que vale la pena examinar los problemas que nos trae mantener una cultura armamentística.

La ONU hace su estrategia a nivel global, entre los países, en las comunidades, pero las acciones se viven en lo particular, entre las personas. Por eso la reflexión tiene que ser personal. ¿Por qué quiero tener un arma en casa? ¿Qué voy a hacer en caso de un accidente? ¿Por qué quiero que mis hijos crezcan en un entorno con estas herramientas de guerra? ¿Cómo les explico a mis hijos la diferencia de que “alguien malo” use un arma a que la use yo?

Las respuestas no son tan sencillas, menos porque de un tiempo acá hemos normalizado la violencia en distintas escalas. Por una parte, nos acostumbramos a que la escena del narco jugara un papel protagónico a la luz del día, de manera que persecuciones y balaceras se volvieron comunes y, por otra, experimentamos actos de tremenda violencia que nos dejaron sin aliento… porque sucedieron en pleno salón de clases. Aunque haya sucedido más de una vez, no es normal y no debemos desensibilizarnos.

En nosotros está construir una cultura de paz y esta empieza por deshacernos de las armas.

LA AUTORA

Es reconocida por su desarrollo profesional en el área de la consultoría en imagen personal; eficaz para hombres y mujeres.

Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.