Con mucho esmero has plantado tu arbolito frutal y a diario le proporcionas todas las atenciones que requiere, compras sus vitaminas, arreglas el jardín alrededor, pero… los frutos se niegan a brotar.
¿Por qué? No siempre se debe a que no tengas buena mano para la jardinería. Existen otras circunstancias que debes conocer antes de tomar medidas drásticas con tu arbolito.
El clima no siempre es propicio para el árbol frutal que has seleccionado. Quizá en la casa de tu hermano viste crecer ese árbol de papaya, pero tal vez tu zona no es tropical y será difícil que un árbol de papaya se desarrolle como esperas. Eso sí, habrán árboles completamente incompatibles con la zona en que vives, así que si comenzaste por sembrar desde un paquetito de semillas, lee bien las instrucciones. Por otra parte, una helada repentina o extemporánea, puede acabar con las pocas flores que estaban comenzando a brotar, pero esto es algo que no puedes predecir y que sí se puede remediar.
Ahora, la calidad del suelo de tu jardín quizá no sea la óptima. Quizá requieras reemplazar toda la tierra o consultar con un experto sobre qué nutrientes necesita tu árbol para que la fruta empiece a brotar.
Si no tienes experiencia en jardinería, quizá ignores que algunas plantas llegan a ser estériles, ya que su polen no logra realizar la fecundación. A veces es necesario plantar un árbol similar que sirva de ‘polinizador’ o injertar una rama ‘polinizadora’ en el árbol.
A veces los insectos y aves son necesarios para el proceso de polinización, por lo que no seas tan drástico de alejar a estos seres de tu jardín para evitar que hagan daño.
No te desanimes, es cuestión de investigar y seguir brindado los mejores cuidados a tu árbol para que pronto puedas recoger los frutos que tanto te has saboreado.
