El placer: un camino de consciencia

La vida busca experimentarse a sí misma a través del placer

Una de las cosas que más placer le provocan al cerebro nse puede reducir a una palabra: lo nuevo. La novedad es uno de los motivadores más grandes que tenemos en la vida. De hecho, cuando tu cerebro explora el mundo, lo que investiga es si es nuevo o si es seductor. ¿Huele, se ve o sabe interesante? ¿Me hace sentir bien o promete placer? Este dato los mercadólogos lo dominan y gracias a él siembran en nuestra mente de manera constante el deseo de compra mediante la publicidad.

Lo interesante e inquietante también, es que la novedad no sólo se aplica a objetos sino a nuestras relaciones personales. El cerebro buscará asociarse con personas que exhiban cualidades que prometan placer o una futura recompensa. Así que para las relaciones a largo plazo es bueno renovarse, involucrarse en actividades nuevas, explorar nuevos niveles de intimidad y experimentar con nuevas formas de convivencia y comunicación.

Recuerda que el placer es una energía que, te motivará a moverte hacia tu objeto –o persona– que deseas y cualquier experiencia que genere incomodidad o dolor te llevará a que lo evites. Esto lo hace por instinto todo ser vivo con un sistema nervioso.

Pero vayamos con cautela, porque si sobre estimulamos el centro de recompensa, viviremos en un anhelo ambicioso que se puede transformar en ansiedad compulsiva. Es decir, demasiado placer te lleva a la impulsividad y la impulsividad te puede desviar de las verdaderas metas en tu vida.

Cuando se estudia a las personas altamente exitosas, se comprueba que tienen dos cosas en común: están muy motivadas y aman profundamente lo que hacen; les proporciona placer.

¿Y, la culpa?

Parecería que es fácil disfrutar de todos los niveles del placer ¿cierto? más en el camino, aparecen voces o culpas que impiden el flujo de dicha energía.

Nuestra cultura nos ha inculcado a poner el placer a un lado, a negarlo, a controlar nuestros sentidos como signo de madurez. Y al sentir culpa, elimina la satisfacción o el placer de aquello que nos motiva a estar vivos a través de los cinco sentidos. Esto nos vuelve personas rígidas a nivel físico, mental y emocional. Y todo aquello que es rígido, en general suele ser más frágil y quebradizo.

Además, un sistema que es quebradizo, por instinto se cierra para protegerse. De esta manera la energía de la vida no fluye.

Un camino de consciencia

Bien visto, el placer puede ser un camino de consciencia. Es una puerta que nos trae al presente.

Todos olvidamos con mayor o menor frecuencia de gozar el momento, pero hay quienes lo convierten en una forma de vida. Se olvidan de gozar, de disfrutar hasta del mismo hecho de vivir y lo podemos ver en su rostro, en su carácter, en su trabajo; son personas que les cuesta trabajo reír, viven de mal humor, con cara de indigestión permanente.

¿No será que la razón por la que tenemos hambre de placer se debe a la falta de gratitud que tenemos hacia la vida? ¿A un vivir desconectados? ¿Desconectados a lo que nuestro cuerpo nos dice, a lo que nuestro corazón grita, a una espiritualidad capaz de darnos un sostén interno; a algo más grande y superior?

Por lo anterior, es importante que puedas articular y comprender, qué es lo que te da placer y así regalarle a la vida tu ejemplo, tu actitud y tu pasión a través de lo que disfrutas hacer.

Cuando en realidad el placer te toma con conciencia, infunde todo tu cuerpo, te conecta, te intoxica, te trae al presente y te abre a la vida como nunca antes lo habías experimentado.

Mientras eso nos suceda, tú y yo estamos vivos, estamos bien.

La autora

Empresaria, conferencista a nivel nacional e internacional, primera asesora de imagen de México, comunicadora en prensa escrita, radio y televisión, esposa, madre de tres hijos y abuela de ocho nietos.

Gabriela Vargas

Empresaria, conferencista a nivel nacional e internacional, primera asesora de imagen de México, comunicadora en prensa escrita, radio y televisión, esposa, madre de tres hijos y abuela de ocho nietos.