¿PESCADOS CONTRA RESES?

En el texto de la semana pasada, le glosé rápidamente ese bello poema “El Cantar de los Cantares”, atribuido a Salomón. Texto el cual tiene más de tres mil años de haberse escrito. Forma parte del corpus de la Biblia, sea cristiana o católica. Es lo mismo, pues. Y
de entre los bellos y sensuales versos que tiene este poema, al menos le presenté un puñado de ellos en traducción y aproximación de José Emilio Pacheco.

Versos como los siguientes, donde tanto el amado como la amada comparan a cada uno de ellos y entre sí con flores, frutos, sabores y olores de embeleso: “Como un lirio entre las espinas es mi amado entre las mujeres. Quiero sentarme a su sombra y que su fruto me endulce la boca. En mi cuerpo hallará la paz. Muro soy y mis senos como torres”. Uno más: “Acércate, amor mío, ven conmigo. Pasó el invierno y las lluvias cesaron. El mundo está cubierto de flores y llega la estación de la música. Por toda nuestra tierra se oye la voz de la tórtola. Las viñas en cierne sueltan su aroma. En la higuera despuntan las yemas”.

La ficha completa del libro de Pacheco, para que usted lo adquiera si lo desea (aunque, insisto, en su Biblia viene todo Cantares…), es: “El Cantar de los Cantares. Una aproximación de José Emilio Pacheco”, Editorial Era y El Colegio Nacional, 2018. Y lo anterior se lo recuerdo para emparentarlo rápidamente con lo siguiente: tenía un libro en mi escritorio abajo de una pila de revistas y diarios atrasados. El libro era, o es, “Poesía Medieval de España”. Una selección, digamos, de siete siglos de poesía española, desde las jarchas hasta la poesía del enorme Jorge Manrique. La selección, el estudio y las notas eruditas son de Francisco Gutiérrez.

Aparecen buenos y documentados fragmentos del famoso “Libro del Buen Amor” del Arcipreste de Hita. Y en uno de estos fragmentos (no obstante que es difícil la lectura por ser español antiguo, español medieval), como una parodia al estilo de las batallas y justas caballerescas, nuestro poeta hace entablar una batalla antes de la Semana Santa entre… ¡pescados y mariscos contra carne de res, puerco, cecinas y carneros!

La metáfora es obvia: la frugalidad y mesura de los platillos de Cuaresma o Semana Santa contra las comilonas y atragantes de los humanos todo el año. Hasta parece título de nuestro cine nacional, de aquello de “Charros contra Momias”, “Policías contra Monstruos”, en fin. Lea usted cómo se titula dicho apartado: “De la pelea que ovo Don Carnal con la Quaresma”. Sale sobrando que le diga yo quién ganó dicha contienda, pero pues sí, fue la “Quaresma”. Un rápido fragmento hoy. Luego le presentaré aquí más versos:

De mí, Doña Quaresma, justicia

de la mar,

alguacil de las almas que se han

de salvar

, a ti, Carnal goloso, que no t’ coidas

fartar,

enbíote el Ayuno por mí desafiar.

Pues sí, el ayuno como mesura ante el Carnal goloso (la carne y todos las manjares posibles) que jamás teme hartarse (“fartar”) y sí perderse entre “cecinas, costados de carneros, / piernas de puerco fresco, los jamones enteros…

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.