París impone carácter en la semana de la moda

Las colecciones sobre la pasarela y los estilismos a pie de calle durante la semana de la moda de París. Descubre las tendencias más atractivas para el próximo primavera-verano.

PARIS.- El recuerdo de Rykiel se ha respirado estos días en París, más allá de la muestra de su nueva línea, ha sido una semana marcada por el feminismo, reivindicado por Saint Laurent, pero también por Balmain, Isabel Martant o Piccioli para los que la costura es, en sí misma, un llamamiento al empoderamiento femenino.

Tan solo un mes después de la muerte de Sonia Rykiel, la firma que ella misma creó celebró en su memoria el desfile de la presentación primavera-verano 2017, una celebración de la vida de la modista que concibió su marca y sus diseños de forma feminista e intelectual.

El desfile comenzó con once modelos con el pelo cardado a la manera de la fundadora, vestidas con bodys negros de punto en los que se leía “Rykiel Forever” en letras de colores. Poco más había que decir.

La colección fue una oda al “oversize”, en la que todo se llevó grande: mangas de elefante, patas de elefante, faldas anchas pero en formas fluidas y tejidos ligeros, como gustaba a la propia Rykiel.

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VACCARELLO MARCADO POR EL MINIMALISMO

El belga Anthony Vaccarello impone a Saint Laurent un estilo marcado por el minimalismo y caracterizado por un alto grado de erotismo y sensualidad. La modernidad y la pureza de su estética se ajustan perfectamente al espíritu de la ‘Maison’.

“Las siluetas de Vaccarello equilibran impecablemente elementos de una feminidad provocadora y de una masculinidad aguda”, condensó la presidenta de Yves Saint Laurent, Francesca Bellettini.

“Con su dominio de las técnicas de sastre y la precisión de su corte, las influencias de Anthony Vaccarello recuerdan fuertemente al espíritu de la casa Yves Saint Laurent”, señalaron sus nuevos empleadores al anunciar su contratación.

“Fantástico”, en palabras de Anne Wintour, la directora de Vogue USA, para quien el de Vacarello en Saint Laurent ha sido un comienzo excepcional.

El esmoquin, pieza masculina que Yves Saint Laurent introdujo en el armario femenino, apareció en un sinfín de formas: monos, chalecos que dejaban ver las hombreras o chaquetas en forma de bolero sobre camisas transparentes.

Grandísimos sombreros de paja y ala ancha fueron el hilo conductor de un desfile cuyos protagonistas fueron la cintura, marcada por pantalones anchos de talle alto y, sobre todo, los hombros.

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PICCIOLO MANTIENE LA ESENCIA DE VALENTINO

El diseñador Pier Paolo Piccioli dejó claro a los seguidores de Valentino que no deben temer esta nueva etapa de la firma después de que su eterna colega Maria Grazia Chiuri se fuera a Dior, pues él está más que preparado para llevar solo y con éxito el timón de este barco.

Una  propuesta cargada de romanticismo en una colección más diurna de lo que acostumbra, con zapatos planos y accesorios que dan una sensación de comodidad a los trabajados vestidos, con minicarteras en bandolera y recogidos despeinados, para el cabello.

El color rosa fue el protagonista en la pasarela con vestidos, abrigos y zapatos que se tiñen de distintas tonalidades, como el fucsia, el pastel o un rosa chicle.

Los detalles, tan cuidados como siempre, con prendas que incluyeron: aplicaciones en terciopelo, trabajados textiles brocados en pantalones y abrigos primaverales, y cuidadas mezclas de colores para los vestidos de noche.

Mucho más asentado en la dirección de la firma, el británico Bill Gaytten presentó también su colección para John Galliano: un canto a la imaginación y a la inocencia de los niños que juegan con la ropa de sus padres o incluso de sus abuelos sin juicios de estilo.

Prendas que parecían tener vida propia, algunas con un efecto envejecido, como vestidos de encaje y tul de inspiración años 30, o chaquetas masculinas de ante usadas para dar esa sensación de sacado del armario de papá.

Galliano propuso chaquetas de hombre y pantalones de traje con un buscado efecto grande, que contrastaron con los delicados vestidos de seda y estampados floreados.

Junto a colores más clásicos, como los tonos tierra, el crudo o el azul marino, Galliano apostó por el azul cielo y el rosa chicle, precisamente haciendo referencia a los colores que se le suelen otorgar a los bebés según su sexo.

Y del romanticismo de uno y los juegos de niños de otro, la moda parisina pasa al feminismo y la modernidad de la mano de Céline, en su delicada batalla por reinventar las formas femeninas y la sensualidad desde sus siluetas “oversize”.

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ISABEL MARANT Y SU ‘NO SÉ QUÉ’

Isabel Marant, la diseñadora parisina por excelencia y uno de los emblemas de ese “je ne sais pas quoi” (“no sé qué”) tan buscado en el estilo de esta ciudad, presentó una colección con un estilo étnico más disimulado que en anteriores ocasiones.

Marant ha conseguido que distintas generaciones: madres, hijas, y a veces también abuelas, caigan rendidas ante sus diseños, siempre chics, fáciles de llevar y con un toque étnico que forma parte de la identidad de la firma.

En este caso, Marant apostó por un luminoso color hueso para los “looks” de día y un delicado estampado de flores rosadas sobre fondo blanco o negro combinadas entre sí en faldas, tops, vestidos y pantalones.

Las siluetas recuerdan ligeramente a las formas de los años 80 pero sin resultar extravagantes: cinturas muy marcadas en chaquetas extragrandes con un pequeño efecto de volumen en las hombreras, combinadas con shorts, casi culottes, que dejan toda la pierna al aire.

También minivestidos, impermeables de verano y monos, quedaron en esta ocasión marcados por anchos cinturones para resaltar las curvas femeninas.

DEL SAFARI DE BALMAIN A LA BASE DE DATOS DE CHANEL

Balmain presentó una mezcla de “look” safari pero en versión elegante, con cortes que recordaron ligeramente al estilismo del Hollywood dorado de los años 40.

Los vestidos largos llevaron grandes aperturas dejando ver las piernas enteras que consiguen un efecto infinito gracias a sandalias de alto tacón y tira fina.

Para la noche, la firma incluyó estampados animales en tejidos ligeramente satinados, abriendo la gama de colores al lila y verde, además de algunos impactantes vestidos de corte asimétrico en tejidos fluidos en un brillante rojo, poderoso y atrevido como la mujer Balmain.

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Chanel puso como marco una gigantesca base de datos cuidando cada detalle: todas las máquinas estaban perfectamente conectadas con cables, las pantallas se iluminaban en un escenario futurista y pulcro para una línea primaveral, que apostó por prendas de lencería con un toque urbano, casi rapero.

Las gorras fueron el accesorio estrella, acompañando cada uno de los “looks”, que se llevaron de lado en brillantes verdes, también con impresiones gráficas o con el famoso tweed de la casa, que para esta temporada se mezcla con líneas flúor.

Esta misma tendencia siguió el resto de la colección, que apeló a la juventud con accesorios extravagantes como grandes pendientes, carteras metalizadas y un sinfín de impresiones gráficas que decoraron fluidos blazers.

El uso de la seda y el encaje en prendas con transparencias contrastó con el grueso tejido de origen escocés de las chaquetas de la “maison”.

Tops, faldas y chaquetas parecían formar parte de una colección de lencería, combinados bajo las creaciones en tweed, como las faldas evasé con aperturas de cremallera a la mitad, que se llevaron medio abiertas para dejar ver el encaje de las prendas interiores.

Los zapatos de cuero blanco, mitad bailarinas mitad botines, fueron el complemento ideal para colaborar en esa estética tecnológica, a juego con la industria de la moda, a la que la revolución de los “smartphones” y las aplicaciones  ha alterado completamente.

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Louis Vuitton

Nicolas Ghesquière considera la legendaria Plaza Vendôme el corazón del chic francés y como un guiño hacia ella decidió estampar en varias camisetas de su nueva y otoñal colección la imagen de un fauno de piedra que corona el lugar de la presentación. Mostró un trabajo menos complicado que hace seis meses y con la geometría de las prendas como hilo conductor. Arrancó con una serie de túnicas fluidas donde los cinturones elásticos dejaban al descubierto solo un lado de la cintura, después llegaron los leggins de encaje y los trajes de chaqueta con silueta capa en los que algunas piezas –solapas, cinturillas- abandonaban su ubicación natural para aparecer en lugares inesperados. Bajo los guardapolvos de cuadros príncipe de Gales surgían camisetas ceñidas de cuero. Un material que el diseñador explotó en la segunda parte del desfile dotada de cierta intención rockera pero sin resultar desafiante: cazadoras perfecto, minifaldas fruncidas en un lateral y un vestido palabra de honor con bustiers. Como cierre, el francés propuso vestidos en tul transparente a través de los que se percibían las hombreras negras y en los que dos rombos cubrían los pechos de las modelos. Para el buque insignia del grupo LVMH el único calzado que necesita una mujer son una botas bicolores.

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Miu Miu/ Prada

Miuccia volvió a las esencias en su desfile parisino para Miu Miu -su segunda firma- igual que hace una semana lo hizo en Prada. Quizás la caída de un 14,8% en sus ingresos durante la primera mitad del 2016 tenga algo que ver con la decisión de rescatar un discurso creativo de éxito probado. Sobre la pasarela, la italiana jugó a reinterpretar los vestidos de niña de los años sesenta, esa década que tan bien domina. Los culottes abombachados asomaban por debajo de candorosas minifaldas y levantaban la parte posterior de faldas tableadas.

Acompañando a ambas, camisas de nido de abeja y abrigos de corte colegial.

Los vestidos camiseros que recordaban al atuendo de una enfermera iban evolucionando hacia piezas más fluidas y rematadas a la cintura con largas lazadas.

En la parte de baño, Prada no renunció al sentido del humor y propuso, además de bikinis de estética años cincuenta, unos alegres albornoces en estampados geométricos verdes, naranjas y marrones, seguidos de un traje de chaqueta y una falda en tejido de toalla.

Todas las modelos iban ataviadas con gorros de baño floreados. En sus pies, las chanclas planas de goma contrastaban con altísimos zapatos de tacón en raso y plataformas con forma de arrecife. La paleta de colores siempre es uno de los fuertes de las colecciones de Miu Miu y en esta ocasión Prada recurrió a los tonos que protagonizan el perfume de la firma: rojo puro, azul cobalto y blanco.
Moncler Gamme Rouge

Firma famosa por sus plumíferos, planteó su propuesta para la primavera-verano como un homenaje a Francia. Un ejército de modelos convertidas en gendarmes y uniformadas con chaquetones a rayas azules, plateadas y rojas (una suerte de reinterpretación de la bandera gala) cerraron el desfilen y salpicaron una presentación en la que no faltaron las piezas acolchadas, que constituyen el grueso de las ventas de la marca. Las maniquíes llevaban unos arneses, también con los colores de la bandera, de los que primero colgaban abrigos y después capas bordadas en cristales, a juego con una serie final de vestidos femeninos y más elaborados, que rompían con la estética deportiva que define a Moncler.

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Giorgio Armani

El lunes, por primera vez en 35 años, el italiano mostró en la capital francesa su trabajo para Emporio Armani, la segunda línea que produce su compañía textil. La excusa para cambiar Milán por la Ciudad de la luz fue la renovación del Armani Café y de la boutique que la firma posee en la calle St Germain. Para celebrar ambas reaperturas, el diseñador orquestó un largo desfile con 90 propuestas. Lo normal en otras firmas es que las presentaciones tengan entre 45 y 50. Pero el italiano tiene su propio estilo de hacer las cosas, el estilo Armani. Sobre la pasarela se vieron pantalones bombachos; shorts ribeteados en lazos; tops que dejaban al descubierto el ombligo y, como complementos, mochilas de cuerda y riñoneras. La paleta de colores iba del caqui al rojo, pasando por el azul. Como símbolo de la colección, un elefante, presente desde la invitación al evento hasta las camisetas y broches.

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Más que prendas lindas

Las cifras hablan y las pasarelas responden. Tras los atentados terroristas del pasado noviembre, las ventas en la industria de la moda han caído un 1,5% en Francia, según un estudio presentado el martes por la Cámara Sindical de la Costura, la entidad que representa a la industria del lujo francés. En París muestran sus trabajos marcas internacionales que compiten a nivel global y por lo tanto no dependen solo del mercado local, como recordó Ralph Toledano, presidente de esta institución. Pero, ya sea fruto de este escenario económicamente adverso o de una casualidad cósmica, los desfiles de primavera-verano que concluyeron este miércoles resultaron mucho más comerciales que arriesgados.

“Los políticos empiezan a hablar de la moda ahora; pero es el gran baluarte de la economía nacional”, aseguraba Ralph Toledano, presidente de la Cámara Sindical. “Mientras las cifras de paro aumentan sin parar, nosotros no dejamos de crear empleo”.

Con información de EFE y El País}

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