Pan de muerto y chocolate

Pan de muerto y chocolate

En estos días empecemos pues con algo sencillo y delicioso a la vez: pan de muerto sopeado en chocolate. Un manjar

Todo es jolgorio, fiesta, chacota, celebración. Todo es fiesta perpetua para el ciudadano mexicano. Así hemos sido, así vamos a seguir siendo. ¿Está en nuestro ADN? Pues vaya usted a saber estimado lector, pero yo lo afirmo. Vea si no el siguiente y azaroso recuento: ¿gana nuestro equipo favorito? Hay que hacer urgentemente una carne asada para celebrar. ¿Pierde nuestro equipo favorito? Pues hay que hacer una carne asada para platicar los motivos de semejante derrota. ¿Hay un bautizo del hijo de nuestro compadre? Obliga jolgorio. ¿La niña sale de su escuela secundaria? Obliga celebrarla. ¿Día de muertos? Pues nosotros los vivos, hay que recordar a nuestros muertos con comida, mezcal, tequila, pan de muerte y chocolate. ¿Lo notó? En México todo es motivo de fiesta y celebración y comida ritual.

De hecho, el imaginario colectivo nacional ha aportado algo único al mundo, esa obra magna de ingeniería social conocido como el mega-puente vacacional llamado “Guadalupe-Reyes.” Pues sí, lo anterior inicia cada 12 de diciembre en que celebramos a la Virgen de Guadalupe, se continúa con las posadas navideñas, la celebración votiva de Navidades, la llegada del año nuevo y claro, aguantar como macho hasta llegar al Día de Reyes y partir la tradicional rosca de Reyes y disfrutarla con chocolate. En fin, así somos los mexicanos y así hemos sido. Hay va la primera prueba de ello.

En el libro “Las Relaciones histórico-geográficas de Tabasco” se lee a la letra: “Tenían por costumbre, especialmente los indios chontales, no comer sino sólo beber, y si comían era muy poco, y bebían una bebida que se hace de la moneda suya, que es el cacao, de suerte que se hace un brebaje algo espeso, el cual es grande mantenimiento, y asimismo otro de maíz cocido que se dice pozol… Hacen alguno de esto acedo para beber con las calores, porque es fresco y esto es lo más sano. Todos estos brebajes se muelen en sus piedras de moler y esto tienen de costumbre: moler desde que amanece hasta que anochece, unas veces éstas y otras el pan de maíz…” Pues sí, usted lo sabe mejor que yo, en las culturas precolombinas, la moneda de uso, cambio y trueque era el cacao. Ya luego y debido a la colonización de América por parte de los españoles, el cacao y el chocolate, como todo lo americano, terminó aclimatado en Europa y en el mundo entero. Nosotros aportamos el cacao al mundo, ellos nos dejaron cuentecillas de vidrio y espejitos los cuales aclimatamos como moneda. En fin.

Y en esta época de días de muertos, nada se compara a comer “pan de muerto” (caray, sólo a nosotros se nos ocurre lo anterior, comer un muerto, su símbolo, vaya) y claro, sin faltar un buen chocolate a un lado. ¿Qué es un buen chocolate caliente o un buen dulce en barra? Para Julio Cortázar, es una sensación de esperanza, una “felicidad anticipada.” El texto completo, bueno, el fragmento es el siguiente: “Mi conducta de lector, tanto en mi juventud como en la actualidad, es profundamente humilde. Es decir, te va a parecer quizá ingenuo y tonto, pero cuando yo abro un libro lo abro como puedo abrir un paquete de chocolate, o entrar en el cine, o llegar por primera vez a la cama de una mujer que deseo; es decir, es una sensación de esperanza, de felicidad anticipada, de que todo va a ser bello, de que todo va a ser hermoso.” Caray, vea usted la ecuación: la lectura es como un chocolate, como ir al cine, como hacer el amor con la mujer adorada, lo cual al final, se convierte en eso llamado belleza. Una sensación beatífica, casi eterna.

EL AUTOR

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.