Una gran experiencia vivieron los asistentes a “Oscuridad, Cena a Ciegas”, organizada por Violetta Farías, presidenta de Voluntarios México, Ramón Aguirre González y Luis Miguel Bojórquez del Grupo Restaurantero Tómbola, a beneficio de la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para personas ciegas.
Más de 30 comensales vivieron esta cena especial con sus cuatro sentidos, prescindiendo de la vista, pues al llegar al restaurante “La Canasta” se les colocó un antifaz y se les dio una explicación sobre el procedimiento por parte de Violetta Farías, siguiendo el lema del evento “Apagamos la luz y encendemos tus sentidos”.
Así, los asistentes pudieron descubrir los sabores y aromas de los alimentos, y agudizaron su oído con los diversos sonidos del lugar; esto con el propósito de sensibilizarlos sobre lo que viven las personas con discapacidad visual extrema. Disfrutaron de un menú de cinco tiempos realizado por la chef Cristina Abugarade, maridado cada platillo con vinos de Casa Madero y de la vitivinícola Tribos.
“El objetivo es crear espacios de inclusión en Saltillo en donde una persona ciega con su perro pueda ser atendida en igualdad de circunstancias que el resto”, comentó Luis Miguel Bojórquez.
Mario Torres fue el guía de los asistentes: anunciaba cada tiempo de la cena e interactuaba con ellos, preguntándoles sobre los sabores, aromas y consistencias de cada platillo y bebida.
Al llegar, el barman Arturo González los recibió con una refrescante bebida Aperon Spritz, para posteriormente iniciar la cena con un Amuse Bouche, croqueta de jamón serrano con aioli de ajo frito y paprika; el segundo tiempo fue una ensalada orgánica de zanahoria, calabaza, betabel, tomate cherry, mix de lechugas, vinagreta de balsámico y durazno, queso de cabra, pistache y crouton de pan árabe acompañado por el vino Chardonnay de Casa Madero; en el tercer tiempo se sirvió el plato fuerte, Confit de Chamorro con adobo de asado de boda, cremoso de frijol negro refrito, ensaladilla curtida de cebolla, zanahoria y verdolagas acompañado del vino tinto Ensamble Tribos. De postre, Profiterol de durazno y crema de rosas con frambuesas, gel de vino rosado, crema de lavanda, gelatina de miel tostada y helado de melón acompañado por un carajillo con mezcal, y para terminar una Gomita de mango enchilado.
“La discapacidad visual no es fea, no es mala y no es castigo divino. Debemos hacer algo para que cambie esa percepción de la discapacidad y de la persona sobre sí misma; las personas ciegas somos personas, tenemos derechos, tenemos obligaciones y también la posibilidad de ayudar a los demás. Es mi caso, yo soy ciega desde niña, a los tres años perdí la vista de manera irreversible. A los 19 años tuve mi primer perro guía en los Estados Unidos. Tengo 40 años usando un perro guía, por eso fundé está institución en México, primera en América Latina, que tiene dos programas: Rehabilitación Inclusiva y la Donación de Perros Guía. Gracias por vivir esta gran experiencia de mirar con el corazón”, comentó Silvia Lozada, fundadora de la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para personas ciegas.
La experiencia sensorial duró más de tres horas. El sentido del oído fue agudizado por la música en vivo de la chelista Elena Cristerna, el saxofonista Mauricio González y el piano de la Familia Cubana, entregando lo mejor de su repertorio por una hora cada uno.
