La celebración de Día de muertos es una tradición para recordar a nuestros seres queridos que ya fallecieron, una festividad llena de color, sabor, aromas y sentimientos. Una fiesta en donde se mezcla la melancolía con la alegría, se fusiona la tristeza con la felicidad y los recuerdos son los protagonistas del momento.
Qué le gustaba comer a mi tía?, ¿cuál era el platillo favorito de mi abuelito?, ¿qué amaba hacer mi abuelita?, ¿qué música bailaba mi tío?
Un banquete para ellos, la esperanza de un reencuentro para nosotros; sentirlos cerca, que ellos se sientan queridos, honrados y recordados.
Conocer la vida de nuestros antepasados, quiénes fueron, cuáles eran sus creencias, hará que entendamos un poco más sobre nuestra herencia familiar y nuestras raíces. ¿De dónde venimos?, ¿quiénes nos guían?
Ellos tienen una gran influencia en lo que somos, lo que hacemos y podemos llegar a ser.
Solemos enfocar la herencia familiar únicamente con aquello que nos frena para conseguir lo que queremos, los patrones negativos que se han transmitido generación tras generación o todos los conflictos no resueltos que llegan sin querer a nosotros. Sin embargo, es necesario también ver y engrandecer todo lo positivo que nos han dejado nuestros antepasados, los sacrificios que hicieron, reconciliarnos ellos, no solo para no repetir sus errores o para sanar heridas, sino para que reconozcamos nuestra identidad, energía y poder.
Agradecerles de corazón lo que nos legaron, pues somos el resultado de aquellas decisiones que se tomaron en el pasado.
Pedirles que sean guía, sabiduría y fortaleza, engrandecer su valentía y aquello que no pudieron lograr, y nosotros, aquí, hacer el doble de esfuerzo para cambiar la historia que queremos dejarle a nuestros sucesores.
Soltemos de la mejor manera aquello que no vaya con nuestros ideales y abracemos el amor, la valentía, los valores, el esfuerzo y la lucha que hicieron cada uno de ellos para vivir.
Tenemos una conexión energética con nuestros ancestros que nos hace poderosos porque nos da identidad, ayuda a fluir, nos conduce y nos sostiene y hay que ir seleccionando lo mejor y sustraer lo que no fue tan benéfico. Ellos son fundamentales como las raíces lo son para los árboles.
Entre flores, colores y sabores recordemos a los que ya no están; pero entre bailes, risas y canciones sabemos que nunca se irán“ ¡Feliz Día de Muertos!