Ni machismo, ni feminismo. Necesitamos mucho más

Ni machismo, ni feminismo. Necesitamos mucho más

Recientemente he tenido el gusto de conversar con hombres tan seguros de su masculinidad y tan sensibles a las necesidades sociales actuales que ellos mismos se están volviendo incómodos para otros hombres al rechazar el machismo. Cuando un hombre se aleja de actitudes machistas, de pronto no embona, lo ven raro y hasta lo critican. Pero está bien, para avanzar es necesario incomodar.

Alejarse del machismo es fácil como empezar a omitir ciertas palabras o expresiones del vocabulario, porque muestran una actitud peyorativa hacia las mujeres. De esta manera frases como: “ay pareces vieja”, “qué nena eres” o “ni que fuera vieja” poco a poco deben abandonar nuestra lengua. El lenguaje va cambiando, como cambian los tiempos y como cambia nuestro pensamiento.

También simplemente hay cosas que dejan de ser graciosas. Así, los chistes misóginos dejan de dar risa. Basta decir “¿Cómo? no entendí” y a ver si cuando el macho lo explique no se siente un poco mal.

Ahora, el hecho de que esté criticando el machismo no quiere decir que apoye el feminismo. Estoy convencida del empoderamiento de las mujeres: debemos hablar fuerte y claro, ser directas en lo que queremos e ir por los puestos que en verdad deseemos. Es decir, no creo que un género sea superior a otro y, de la misma manera, que debemos oponernos a los chistes misóginos, los chistes que disminuyen a los hombres, que los critican o desprecian, deben dejar de causarnos gracia.

Ni machismo, ni feminismo, necesitamos mucho más. La respuesta está en el balance, en la unión, en que somos más fuertes cuando trabajamos juntos. Si hombre y mujer pueden dar vida cuando se unen, ¿por qué no llevar esta integración a otras esferas?

Es necesario dejar atrás las ideas arcaicas para atrevernos a pensar diferente. Es posible construir la sociedad que queremos si damos los pasos correctos. Hay que olvidarnos de la pugna entre géneros: ninguno es más que otro, ya dejemos esa guerra inútil. Somos diferentes y en nuestras diferencias está el valor, la capacidad de sumar y de crear. También se vale retar los estereotipos: los hombres pueden llorar ser tiernos o sensibles. Las mujeres pueden ser fuertes, directas y osadas. No pasa nada malo cuando no cumplimos el rol esperado. Por el contrario, se abren caminos nuevos para vivir la feminidad y la masculinidad de una nueva manera.

Aceptar nuestras diferencias y celebrarlas nos permitirá construir vidas más ricas, llenas de valor, capaz de inspirar a los más jóvenes. Buscar el balance nos dará más fuerza, capacidad creativa y perspectivas más amplias. Mujer y hombre debemos caminar juntos y solamente así seremos capaces de llegar más lejos.

La autora

Es reconocida por su desarrollo profesional en el área de la consultoría en imagen personal; eficaz para hombres y mujeres.

Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.