“MIEL DESTILAN TUS LABIOS…” 1/3

“MIEL DESTILAN TUS LABIOS…” 1/3

Santo y natural remedio

Hace poco fui y como siempre, a casa de mi hermana la menor. Bueno, es mayor que yo, pero ya la alcancé en edad y la superé. Fui como siempre, a gorrearle un buen almuerzo y platicar los tópicos actuales en todo tipo de materias. Es decir y como Dios manda, tratamos de arreglar el mundo. Pero, un día antes, arreglando un librero en mí residencia que estaba caído y de lado por falta de una buena tuerca (es metálico) y como soy bastante malo para las cosas del mundo real, al tratar de repararlo, me corté una de mis manos con un desarmador. Maldije al ingrato librero, dejé la tarea a medio iniciar y me lavé, me enjuagué la herida con alcohol –la huella fue de regular tamaño, vaya–. Luego me puse un vendaje, es decir, una “mexicanada.”

Cuando fui a casa de mi hermana, pues aún traía la herida considerable, pero sin ser escandalosa. Mi hermana me preguntó del percance y me ordenó, ojo, ella nunca pide permiso, me ordena. Me dijo que me quitara ese “trapo” y me aplicó miel de abeja pura que ella tiene siempre en un gran frasco de vidrio y con partes de la colmena en su interior. ¿Y ahora? Pregunté como estúpido. Nada, dijo ella. Así déjate hoy, ya mañana estarás bien. Pues sí, santo y natural remedio. Al día siguiente, la herida estaba curada en un 99%. Así de sencillo.

La miel por antonomasia, es el símbolo de la dulzura y claro, se opone a la amargura de la hiel. La miel es el símbolo de la tierra fecunda y el paraíso a todos prometido. En la tradición órfica, la miel significa sabiduría. Las citas en la Biblia son bastantes. De hecho, el encabezado o título de esta columna es precisamente un verso, un parágrafo de la Biblia, específicamente de “El Cantar de los Cantares.” Los versos completos son los siguientes:

Miel destilan tus labios, oh esposa Miel y leche debajo tu lengua…

Entra en mi jardín,

Hermana mía, esposa,

A coger de mi mirra y de mi bálsamo,

A comer de mi miel y de mi panal…

Ya en la antigüedad, el mismísimo Virgilio (en “La Eneida”), designa a la miel como un “don celestial del rocío.” Para las siguientes dos colaboraciones citaremos a varios autores con sus textos donde hacen referencia a este placer de dioses. La miel siempre ha sido un símbolo de protección, de apaciguamiento, de dulzura, de seducción; y claro, la miel es fundamental en ritos o pócimas donde lo saludable se funde con la medicina. La miel es para los hindúes un principio de fecundidad, fuente de vida y de inmortalidad. Incluso, ligada ésta a la misma palabra la cual es don divino también. Se lee en el “Atharva Veda”, libro sagrado de varios que ellos manejan y leen con pasión: “Oh Asvin, derramad sobre mí el jugo/ de la abeja, oh maestros del esplendor,/ para que dirija yo a los hombres/ fulgurante palabra.”

EL AUTOR

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.

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Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.