“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir” -José Saramago-
Declararnos protagonistas requiere reconocernos responsables de nuestra propia vida. Hacernos responsables de lo que hacemos, lo que decimos, lo que pensamos y lo que dejamos de hacer.
César Lozano en su conferencia “Ocúpate de ti”, afirma que en cierto momento debemos detener el tren de la vida y examinar si me estoy ocupando de mi o me estoy ocupando sólo de otros, trabajo para realizarme o sólo para generar dinero, estoy cultivando una relación por mi gusto o por tener contenta a mi pareja, vivo o me vive la vida…
Y es que, ¿Cuál es tu activo más valioso? ¿Cómo alimentas tu cuerpo, tu alma, tu espíritu? ¿Qué te nutre? ¿Qué puedes hacer por tu cuerpo, por tu mente, para crear una vida mejor?
Mírate a los ojos, ¿Te gusta lo que ves? ¿Abrazas lo que miras a profundidad, en el alma, en el cuerpo, en tu esencia? ¿Cuál es la persona que refleja el cristal, cuál es la persona que ves?
Winston Churchill afirmaba que “El precio de la grandeza es la responsabilidad.” Pero algo curioso sucede en las personas que no han integrado la auto aceptación en todas sus dimensiones personales y afectivas, y esto es que suelen responsabilizar a los demás de cualquier malestar que les achaque.
Hacerte cargo de ti implica dejar de culpar el mundo, tus padres, tu pareja, tus hijos, tu ciudad, tus gobernantes…
Implica un compromiso personal en todas las áreas. Asumir la propia responsabilidad de lo que soy y de lo que hago me hace adulto, me hace mirar las cosas desde otra perspectiva. Cuando uno se declara responsible exclusivo de lo que se es, se hace y lo que se piensa, se marca un antes y un después en la persona.
Pero ¿Qué sucede si estoy atravesando una enfermedad, una situación que aparenta estar fuera de mi control y me hace sentir perdido e infeliz? Recuerda que al hacernos responsables de uno mismo, también comprendemos que hay ciertas cosas que escapan de nuestro control, y que lo que hace la diferencia en todo es nuestra actitud. ¿Cómo reaccionas ante las situaciones?
Examina cómo son tus pensamientos y recuerda que cada pensamiento tiene una reacción. Ocúpate de tener pensamientos proactivos. Ocuparte de ti es también ocuparte de pensar positivamente para generar emociones positivas.
William Ury en su libro “El camino hacia el sí” te lleva a la responsabilidad en dos áreas básicas: saber cuidar de nosotros mismos siendo capaces de ver la relación entre nuestras acciones y consecuencias y, ser capaces de respetar los compromisos que adquirimos con los demás.
El mágico equilibrio nos lo damos al darnos ese “Sí” a nosotros mismos. Validándonos, auto-percibiéndonos cómo seres capaces, hermosas, valiosas, dignas. Los 3 pasos de la responsabilidad personal de Ury, son:
- Ponte en tus zapatos. Es muy posible que a lo largo de nuestra vida nos hallamos focalizado solo en los demás, en satisfacer necesidades ajenas. Es momento de escucharnos, de sintonizar de forma auténtica con nuestras emociones y nuestros valores, clarificando con firmeza qué queremos y qué no queremos.
- Firma un compromiso contigo mismo. Si no lo hemos hecho ya, es recomendable que lo ejecutemos lo antes posible, se trata ni más ni menos que de recordar cada día y a cada instante, que estamos obligados a atender nuestras necesidades independientemente de lo que los otros hagan o dejen de hacer.
- Aprende a fluir. Ser responsible de uno mismo significa también aprender a confiar, tanto en nuestras propias capacidades. Asumir que hay cosas que llegan y otras que se van es integrar esa economía emocional donde dejar de aferrarnos a imposibles, a hechos que no nos dejan crecer. Todo se mueve cuando uno comienza a mirarse y se compromete con uno mismo.
La autora
Mamá, esposa, terapeuta y coach Internacional por la Escuela Internacional de Coaching en España y en New York University, Certificada en Superar pérdidas emocionales por The Grief Recovery Institute. Experta en Comunicación asertiva.
