MARIANA CABELLO: DEJEMOS DE PROCRASTINAR

Sigo en este “modo de Año Nuevo”, escribiendo en mi agenda rosa mucha información sobre mí, creando mi “Vision Board”, planeando mi “Bucket List” y abriendo mi corazón para lograr ser la versión que quiero este 2023.

Sí, soy la chica de las agendas que le gusta tener por escrito los pendientes, las fechas importantes, los hábitos que quiero cumplir, los pagos que no se me pueden pasar y los lugares que quiero visitar. Es un gusto muy personal el decorar, utilizar plumas de colores y planear mes con mes las actividades en el calendario.

Al momento de enumerar las promesas y los cambios que quiero hacer como persona, lo primordial ha sido dejar de procrastinar.

Es una debilidad/defecto que he cargado conmigo desde hace mucho tiempo, más bien siento que ya es parte de mi personalidad y de mi ADN; sin embargo, quiero realmente eliminar esa creencia de mí, que de verdad me limita.

Soy de las que pospone sin razón alguna, solo por el hecho de hacerlo, porque siempre lo hago y es lo más normal para mí, y como siempre he salido bien librada en cada situación pospuesta, (bueno, no siempre) se me olvida trabajar en ese mal hábito. Solo que ahora que soy más grande tengo más responsabilidades, una hija que me observa, una comunidad que me lee y estoy cansada de querer lograr muchos objetivos y ser yo misma la que me autosaboteo al intentar conseguirlos.

No me podía quedar sin investigar sobre el tema y buscar herramientas que me ayuden con esto. 

Encontré lo siguiente: primeramente, veamos en qué consiste el término. Etimológicamente “procrastinación” proviene del latín procrastinare, “dejar un asunto para mañana, aplazar”; formado por pro “adelante” y crastinus “referente al día de mañana, al futuro”. Así, procrastinar consiste en la dificultad para iniciar actividades y comprometerse con las mismas, a pesar de resultar importantes para la persona, llevando a cabo tareas distintas de las que se había propuesto en un principio.

“Mañana escribo mi columna”, “la próxima semana voy al ginecólogo”, “el lunes empiezo hacer ejercicio”, “el siguiente mes inicio con el proyecto”, “el próximo año emprendo el negocio de mis sueños”. ¿Cansado, no? Muchas promesas que me hago y que internamente sé que no las voy a cumplir, o a lo mejor sí, pero ya apurada, angustiada, con prisa y de la manera incorrecta. 

Atención, las personas no solo procrastinamos por ser desorganizados, flojos o perezosos, también se debe a que muchas veces la memoria o la atención se ven afectados por factores como la ansiedad, la depresión o el trastorno de déficit de atención, que aumentan la probabilidad de que aparezca la procrastinación.

¿Cómo empezar?

  1. Identifica tus distracciones.
  2. Encuentra tu estrategia de productividad ideal.
  3. Comienza por la tarea más difícil.
  4. Divide las grandes tareas en partes pequeñas.
  5. No dejes ni un día sin organizar tu tiempo y tareas.
  6. Delimita y prepara tu espacio o los elementos necesarios para realizar la tarea.
  7. Trabaja en tu capacidad de concentración y enfoque.
  8. Asiste a terapia.

Y bueno, queridos lectores, si están pasando por lo mismo que yo, es buen momento para identificar los distractores que hacen que no podamos lograr nuestros deberes, proyectos y sueños, indagar más sobre nuestra personalidad y encontrar la fórmula que nos ayude a conseguir lo que deseamos.

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.