LOS CUATRO PECADOS DE HOY

Hoy en día hay cosas que nuestra sociedad hipermoderna no perdona.

Sí, son los pecados actuales. Si bien la tolerancia a miles de temas por fortuna ha crecido, hay otros puntos en los cuales nos hemos vuelto cada vez más intolerantes. Con esta perspectiva podemos ver que en el mundo materialista han surgido nuevas reglas y muy estrictas sobre lo que está· bien y lo que está· mal; sobre lo que es aceptable y lo que no lo es. Olvida la vanidad, la gula o la codicia. Veamos, ¿qué es lo que hoy en día no se acepta?

  1. La lentitud. La velocidad se ha convertido en la esencia de las formas. Cualquier cosa que se desplace despacio, que sea lenta o que reaccione fuera de tiempo se ha convertido en un enemigo a vencer. La norma es no desperdiciar el tiempo para nada. “más rápido, más rápido!”, parece ser el mantra de los ˙últimos años.Sentirnos satisfechos, sentirnos bien, vernos bien, estar bien, tiene que ser de inmediato. Por esto mismo, productos como el prozac, el botox, la comida rápida, los maratones o las clases de spinning han tenido tanto éxito.
  2. El sobrepeso. Olvídate de la época en que las personas regordetas eran símbolos de salud y la obesidad es hoy uno de los peores pecados capitales. Estamos de acuerdo en que estar pasados de peso no es sano, sin embargo, tener unos kilos de más ha ido más allá· de ser un mero asunto de salud, para convertirse en un pecado de tipo moral, aplicable aún a quienes estamos apenas un poco arriba de nuestro peso ideal.Es así que tener un peso diferente del que marcan las revistas, el cine o la televisión connota una especie de dejadez moral. Y no importa si esta diferencia es de origen genético, se debe al metabolismo, a haber dado a luz hace unos meses o a la edad: estar delgado hoy en día se percibe como un reflejo de disciplina y de respeto por uno mismo.
  1. La vejez. Este es otro de los pecados mortales de hoy en día que no perdonamos ni a los famosos. La velocidad con que nuestras computadoras, tabletas, celulares y cámaras se vuelven viejas y obsoletas es cada día mayor. Sin importar de qué hablemos, ya sea de tecnología, de personas o de una casa, el adjetivo “viejo” se ha convertido cada vez más en algo casi insultante.Lo viejo no sólo es algo que describe un período de tiempo, es algo que se percibe como nada deseable y que tratamos de evitar por todos los medios. Incluso, ahora somos más cuidadosos al referirnos a otros aspectos que denotan el transcurso del tiempo, por ejemplo, decimos “clásico”, “tradicional”, “maduro”, “la tercera o la cuarta edad”, “retro”, al referirnos ya sea a la moda, a los coches, a conceptos o a personas. Cualquier término es mejor que “viejo”.
  2. La ignorancia digital. Sin importar la edad de las personas, quien ignora esta ·rea de conocimiento se pierde en gran medida de participar de muchas oportunidades. Desde investigar temas de interés, hasta bajar aplicaciones sofisticadas que nos entretienen, informan, cultivan y nos dan calidad de vida.De acuerdo con los estudios de Compuworld, el 90 por ciento de los usuarios no utilizamos el 90 por ciento de la capacidad de nuestros aparatos electrónicos. Sin embargo, una vez que vencemos el miedo de aprender, explorar y descubrir, vemos que gracias a la tecnología, podemos combinar familia, casa, trabajo y entretenimiento de una manera que ataño era casi imposible.

Absurdo, sin embargo, si deseamos ser aceptados y bien vistos en esta sociedad de consumo, más vale que seamos rápidos, delgados, jóvenes y digitales.

 

Gabriela Vargas

Empresaria, conferencista a nivel nacional e internacional, primera asesora de imagen de México, comunicadora en prensa escrita, radio y televisión, esposa, madre de tres hijos y abuela de ocho nietos.