Para poder sonreír con el alma es importante leer a los grandes, abrazar nuestras enfermedades y nunca darnos por vencidos.
Entre más se busca la felicidad, más probabilidades hay de no encontrarla”- Carl G. Jung Carl Gustav Jung, médico y psicólogo suizo, se convirtió en una de las mentes más brillantes del siglo XX. Pionero de la psicología analítica y profunda, es considerado uno de los mayores intérpretes del comportamiento humano.
Uno de sus legados más sustanciales se enfoca en el propósito principal del hombre: ser feliz. Y él tenía razón al decir que el zapato que va bien en una persona, es estrecho para otra. No existe receta de la vida que vaya bien para todos, pero si existen circunstancias generales que nos conducen a la felicidad.
Si bien el concepto de la felicidad es efímero, es humano querer poseer certezas, para asimilar mentalmente de lo que se tiene y asociarlo a ese estado de plenitud. Pero según Jung, entre más se busca la felicidad, más probabilidades hay de no encontrarla. El enfoque real en el que debemos basarnos, es en nuestra forma de vivir. ¿Cómo vivo? ¿Cuál es mi práctica diaria? Si no estoy feliz, ¿Cuáles con mis acciones diarias? ¿Cómo está mi salud y cómo llevo mis relaciones? La felicidad para Jung no era un estado, sino piezas que al reunirse forman la obra maestra de la vida plena.
Los 5 pilares de la felicidad legítima son: l Buena salud física y mental. Aprender y aplicar todas las estrategias de prevención de enfermedades crónicas con medidas de fortalecimiento corporal. Además de ser asertivo y propositivo. l Buenas relaciones personales y de intimidad, tales como las de la pareja, la familia y las amistades. l La facultad para percibir lo bello (Música, arte y la naturaleza). l Equilibrio entre vida y trabajo. Razonables estándares de vida y trabajo que satisfagan. l Filosofía, espiritualidad o religión para abrazar la angustia por la existencia. ¿Cuánta gente conoces que tiene todo pero no es feliz? Cada uno de estos pilares de Jung, es consecuente. Sin salud física, emocional ni mental, no podemos tener ni generar relaciones sanas.
Si tenemos relaciones enfermas, no podemos disfrutar ni ver de las bendiciones ni cosas buenas. Si no vemos las cosas buenas que hay en nuestra vida, no podemos disfrutar del placer ni regocijarnos en ellas. Si no nos abrazamos a nuestra parte espiritual, al Dios que alabamos, la soledad interna corroe el alma y el cuerpo.
Podemos engañarnos, disfrazar con lo material o las experiencias la felicidad, pero la verdadera felicidad proviene de vivir estas facultades, de fortalecer esas actitudes internas, de abrazar la enfermedad y de hacer lo que está en tus manos por sanar, generar tu salud emocional de adentro hacia fuera, de ese abrazo con Dios.
Cada vida es una experiencia única, nadie estamos exentos de contradicciones, de heridas, de dolores. Pero poseemos la resiliencia y fuerza interna para asimilar con asertividad lo que sucede y vivir acorde a estos principios. La médula de la felicidad se concentra en integrar estos factores de Jung, con un enfoque verdaderamente sabio. ¿En cuál te sientes perdido? ¿Con cuál te comprometes?
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