LA NUEVA NORMALIDAD

EN UN MUNDO DIFERENTE

Desde que llegó el COVID-19 han sido momentos difíciles para todos nosotros.
Cada uno hemos vivido de muchas formas esta pandemia, algunos con situaciones más complicadas que otros; así es la vida siempre.

Hoy tenemos más de 80 días en casa, lejos de los amigos, de la familia y de lo que era antes vivir.

Estamos a mitad del año, un 2020 irreal lleno de sucesos que jamás imaginamos nos tocaría experimentar; poco a poco asimilando la situación y la “nueva normalidad”,
lamentablemente sin que estemos cerca de erradicar la pandemia y con casos a la alta aquí tenemos que seguir adelante y adaptarnos a estos tiempos.

Ahora sí que la vida nos está sacudiendo fuerte, el mundo y la tierra se cansaron de pedirnos a gritos humanidad y es momento de eso, de unirnos como seres humanos, sin clases, sin colores, sin nacionalidades, sin preferencias.

Abrir nuestros ojos y corazones a un mundo nuevo y diferente en el cual debemos ser más empáticos, solidarios y conscientes.

La llegada del coronavirus tiene muchas teorías, es imposible pensar y pensar: “¿por qué?”
Tristemente no hay respuestas, nada bueno se puede encontrar cuando la vida de todos está en peligro, gente buena que se está yendo sin la posibilidad de despedirse, de hacer algo por última vez, sin estar cerca de sus seres queridos, muriendo solos.

Así que esto me hace reflexionar de todos aquellos escritos compartidos con ustedes en donde hablaba de la importancia de disfrutar la vida, de los pequeños placeres que nos alegran, del gozar de lo que se tiene sin pensar en lo que nos falta, en que la familia y los buenos amigos son tesoros, que los detalles sí importan, de gozar el presente y despreocuparnos un poco del futuro.

Y con otra perspectiva reitero lo dicho, sin embargo con una mayor conciencia y con una comparativa ya experimentada. Un antes y un después del famosos COVID-19, con mil y un “hubiera” de por medio.

Hoy quiero creer que tanto dolor, tanta tristeza que se siente en el mundo, tantos ataques de ansiedad, miedo y pánico nos darán la fuerza que necesitamos para crear el cambio, para trabajarlo, declararlo y hacerlo realidad.

Para hacernos crecer de verdad, quitarnos la venda de los ojos, que nos haga valorar lo que somos, de lo que estamos hechos y lo que podemos lograr.

De transformarnos de una manera increíble, de hacer las cosas de corazón, de preocuparnos y ocuparnos de los demás, de ser menos egocéntricos, y buscar el bienestar personal y colectivo.

Basta de agredir de dividir, de clasificar, de denigrar, de juzgar.

Hay que seguir luchando por combatir esta pandemia que llegó de sorpresa y reflexionar cuál es la verdadera pandemia que hace mucho tiempo vivimos.

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.