KIM PHUC

KIM PHUC

La grandeza de una misión

Si hay algo que marque de manera indeleble la vida de las personas es la guerra. Gracias a los medios de comunicación, hoy en día circulan por todos lados las imágenes de las guerras más crueles. Ya no podemos decir que es algo que sucede a la distancia, que nos resulta remoto o ajeno. La guerra es algo cercano a nuestra realidad.

De todas las imágenes que los fotógrafos y artistas han capturado en los momentos más críticos de la humanidad existen algunas que son más vívidas. Me refiero a la icónica foto registrada por el periodista Nick Ut en 1972, en donde refleja a una niña corriendo desnuda pues su cuerpo estaba ardiendo justo tras un bombardeo de Napalm en Vietnam.

“La niña del Napalm” se llama Kim Phuc y es hoy una señora de 55 años, radicada en Canadá, casada, madre de dos hijos y promotora de la paz.

Kim sufrió los horrores de la guerra en su propia piel, sin embargo ha dado testimonio de su increíble capacidad de transformarse para descubrir su misión de vida. El día de ayer se anunció que recibirá el Premio Dresden en Alemania, por su trabajo con la UNESCO y apoyo a los niños heridos en guerra a través de la Fundación Kim Internacional.

El dolor y la tragedia nos marcan, pero son también catalizadores para sacar desde los adentros una fuerza que no solo nos ayuda a transformarnos sino que alcanza a transformar la vida de los demás. El ejemplo de Kim es sumamente elocuente, pero trasladado a nuestra realidad actual nos demuestra que día a día tenemos la posibilidad de transformar nuestros pesares en alegrías, en salir de los momentos de oscuridad para volverlos ocasiones de luz, no solo para nuestras vidas para sino también para iluminar los caminos de quienes nos rodean.

A veces se trata de la lucha contra una enfermedad, la odisea por salir de un trabajo de oficina y montar un negocio, o la resiliencia que labramos al trabajar cada día para llevar un sustento a casa, o el amor paciente que entregamos a nuestra familia para ayudarlos a crecer. Otras veces la lucha es interna y silenciosa por los demonios que solamente nosotros sabemos que nos atormentan. Pero cuando decidimos atravesar la batalla, salimos fortalecidos, y en esa transición descubrimos nuestro máximo potencial.

Si nos quedáramos ahí, ya habríamos ganado bastante, pero si lo llevamos más lejos, nuestra misión adquiere dimensiones todavía más grandes. Si compartimos nuestra experiencia, tocamos las vidas de los demás y eso es llevar la luz que nos ha permitido sanar para que otros sanen a través de nosotros. Eso es la misión más grande que alguien puede asumir. ¿Te atreves?

Twitter: @claravillarreal

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LA AUTORA

Es reconocida por su desarrollo profesional en el área de la consultoría en imagen personal; eficaz para hombres y mujeres.

Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.