“Un vino de príncipes, un vino terciopelo, seducción y misterio. El más proustiano de los grandes vinos… en esta parcela de tierra, quizá los dioses dejaron un embrujado rastro de perfección”.
En el mundo del vino, cuando uno habla de Domaine de la Romanée Conti está haciendo referencia a ligas mayores. La palabra “excelencia” se queda corta al describir este viñedo. Su reputación es mundial y sus vinos, de los más añorados por coleccionistas y expertos. Sus botellas no dejan de sorprender con cada cosecha y la perfección que alcanzan es inigualable.
El legendario viñedo está localizado en Borgoña, Francia y nació con el nombre de “Clos de Cloux”, en 1232, en la subregión de Saint Vivant, cambiando a “Romanée” en 1651, sin que nadie sepa el motivo. En 1760, es comprado por el Conde Conti y, en 1794, aparece el nombre que hasta el día de hoy ostenta: “Romanée Conti”. Desde entonces, la bodega ha cambiado de dueños en varias ocasiones, hasta que en 1869 fue adquirida por Jacques-Marie Duvault-Blochet y hasta la fecha sigue en manos de la familia.
Si bien la parcela de Romanée Conti es la más renombrada de este dominio, cuenta con varias parcelas más: Échezeaux, Grands Échezeaux, Romanée-Saint Vivant, Richebourg y La Tâche. Principalmente, las uvas Pinot Noir en sus tintos y Chardonnay en sus blancos logran la máxima expresión de las míticas tierras.
Los terrenos propiedad del Domaine de la Romanée Conti son tan famosos que en 2015 se convirtieron en parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
El conjunto de ‘terroir’ y el proceso de vinificación hacen de este vino algo excepcional. Los rendimientos son muy bajos, aproximadamente de 25 hl/ha, cuando en un viñedo es de 50 hl/ha promedio.
El suelo es rico en minerales y de composición margoso-calcáreo con un alto contenido de arcilla y escombros de piedra caliza. Sus laderas con altura oportuna y una exposición idónea al sol. Las vides tienen edad promedio de 44 años. Se enfocan en producir de manera orgánica con principios de biodinamismo. Hasta se utilizan caballos para cultivar, para evitar el uso de tractores y maquinarias que afecten el entorno.
Solamente las mejores uvas logran el corte para ser procesadas. La vinificación tiene sus distintas peculiaridades, como utilizar levaduras autóctonas de la vid sin adicionar levaduras externas y manejar una fermentación que no supera los 33°C. El vino, una vez terminado, se pasa a barricas nuevas de bosques franceses y solo se utilizan una vez, de 18 a 24 meses dependiendo la cosecha. La clarificación se hace con huevo fresco, práctica cada vez menos utilizada debido a que existen gomas sintéticas. Las botellas se conservan en la cava al menos un año antes de salir al mercado.
Para poder comprar una Romanée Conti, se tiene que adquirir una caja de 12 botellas de la colección de este viñedo, no se venden directamente por separado; pero si uno cuenta con el dinero, se pueden conseguir en distintas tiendas y restaurantes.
Siendo un vino altamente valorado y habiendo tan poca oferta, no sorprende que figure entre los más caros del mundo. Llama la atención que dos de sus botellas sean consideradas los vinos más caros de la historia. Ambas, de 1945, fueron subastadas por Sotheby’s en 2018. Una alcanzando un precio de 540,000 EUR y la segunda, de 480,000 EUR. El precio tan elevado se debe al conjunto de disponibilidad, misticismo, excelente conservación, la añada –considerada una de las mejores del siglo– y su importancia en la historia (es el año en que finalizó la Segunda Guerra Mundial y, particularmente en la historia del DRC, es la última cosecha antes de la replantación completa de sus parras). El costo medio de estas botellas es mucho menor a lo subastado, pero no deja de ser extremadamente caro para la mayoría de las personas. Los vinos de Romanée Conti se consiguen por módicos 30,000 EUR. Una verdadera ganga.
RECOMENDACIÓN DEL MES
VINO: Ícaro
REGIÓN: Baja California
PRECIO: 1,700 MXN
PUNTOS DE VENTA:
-Mercado de vinos (en línea)
-Amazon (en línea)
-Walmart
-Liverpool