LA ESTELA QUE PERDURA

LA ESTELA QUE PERDURA

Más allá de la imagen

Así como al tomar una copa de vino permanece un sabor en la boca después de haber bebido, lo mismo cuando una persona se despide deja una imagen que perdura, es una estela que se forma a su salida.

No me refiero únicamente a la hora de decir adiós en una cita de amigos o una junta en la oficina. Hablo más bien de despedidas un poco más largas… decir adiós después de haber realizado un viaje juntos, separarse tras un matrimonio largo, retirarse de un empleo después de varios años de trabajo.

Dejar una imagen agradable después de una partida es una ventaja para las dos partes: para el que se va y para el que se queda. El que se queda reconoce el valor del tiempo en que gozó de la compañía del otro, y reconoce también su derecho a marcharse, su libertad y sus decisiones.

Por otra parte el que se va, manejó su salida con decoro, a la altura de las circunstancias, evitando en lo posible asperezas o tropiezos. Así, aunque sean tristes, las despedidas dejan un sabor agradable en el fondo de la boca, la estela que permanece es dulce.

En el caso de un divorcio, que es una separación de por sí difícil porque implica el rompimiento de un plan de vida que, en el mejor de los casos, inició con amor e ilusión, existen formas de manejar la salida de manera civilizada. No hay por qué complicar más las cosas apuntando con el dedo “al que tuvo la culpa”, al que “siempre hizo todo mal” o al que “nunca cumplió”. Al final, cuando llega el momento de divorciarse, poco importa quién tuvo la culpa de qué, pues la realidad es que el proyecto de pareja fracasó. Y de cualquier manera, por respeto al plan inicial de vida juntos o a lo que alguna vez se sintió por el cónyuge, es muchísimo más valioso respetar la imagen del ex. Es reconocer su aporte y valor, al tiempo en que las cosas funcionaron.

Al salir de un trabajo es similar. Sabemos que existen trabajos más demandantes que otros, épocas duras, jefes complicados, presión. Sin embargo, al momento de retirarse de una oficina, es mucho más recomendable reconocer la oportunidad que se nos dio, agradecer el tiempo juntos, valorar los recursos económicos que obtuvimos de ese empleo y finalmente guardar discreción sobre lo vivido. Dejamos una imagen limpia, de la empresa y también de nosotros mismos.

La vida da muchas vueltas y un día nos vamos a encontrar a los antiguos compañeros de trabajo, o por algún motivo volveremos a pisar esa oficina, y cuando la imagen que guardan de nosotros es agradable, nos van a recibir con un sonrisa en los labios y los brazos abiertos.

E incluso, si al dar vuelta por la esquina nos encontramos al ex… nos sentiremos en paz, porque tendremos la conciencia limpia de que hemos actuado bien.

Twitter: @claravillarreal

contacto@claravillarreal.com

LA AUTORA

Es reconocida por su desarrollo profesional en el área de la consultoría en imagen personal; eficaz para hombres y mujeres.

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Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.