FALLECIÓ UNA LEYENDA DE LA MODA

A los 85 años el diseñador de chanel y fendi murió a los 85 años de edad, te daremos un recuento de su trayectoria y todo lo que debes saber

Karl Lagerfeld, apodado el “kaiser” de la moda, falleció hoy en París. Ayer, el diseñador de Chanel y Fendi había sido hospitalizado de urgencia, como habían informado medios como Paris Match.

“Una mente creativa prolífica con una imaginación sin fin, Karl Lagerfeld exploró muchos horizontes artísticos, incluyendo fotografía y  cortometrajes. La casa de Chanel se benefició de su talento para todas las campañas de moda desde 1987. Finalmente, no se puede referir a Karl Lagerfeld sin mencionar su sentido de humor”, recordaron desde la maison francesa en un comunicado.

El creativo alemán tenía 85 años, y ya se habían corrido rumores sobre su estado de salud en el mes de enero cuando había estado inusualmente ausente del desfile de alta costura de Chanel en París, debido a que se sentía “cansado”, según había informado la firma en ese momento. En esa ocasión, no salió a saludar como dicta la tradición al cierre del desfile, bajo la bóveda acristalada del museo del Grand Palais. En su lugar lo hizo su directora de estudio, Virginie Viard.

Diseñador, fotógrafo y potenciador de la cultura, Lagerfeld se estableció hace tiempo como una de las leyendas de la moda. En época de recambio constante de directores creativos, él seguía más firme que nunca y conquistó a las nuevas generaciones con propuestas modernas arriba de la pasarela.

Con más de 60 años en la industria del prêt-à-porter y haute couture,Lagerfeld se despidió del mundo de la moda erigiéndose en lo más alto, sin ceder ni un centímetro de su reinado.

Polémico pero venerado, él mismo se veía imprescindible: “Hago doce colecciones al año, no veo muy bien quién podría hacerlo en mi lugar, aunque a muchos les gustaría”, había declarado a la revista Paris Match.

“Yo hago lo que dicta mi instinto”, reafirma. Es que Karl jamás tuvo una formación académica ligada al diseño. Perteneciente a una familia de clase media alta, padre industrial y madre abocada a su educación, exigente y obsesiva con la imagen y modales.

Emigró a París desde su Hamburgo natal en 1953. A los 22 consiguió un trabajo en Pierre Balmain luego de haber ganado un concurso. Asumió la dirección creativa de la boutique italiana Fendi (sigue actualmente) y en 1983 llegó el momento de comandar nada más ni nada menos que Chanel.

En el momento de su entrada a la maison francesa, ésta se encontraba en su peor momento. La empresa se sostenía solamente por su línea de perfumes -lo que hoy ocurre con la mayoría de las marcas de lujo- y el futuro de la boutique era gris. Pero se arremangó la camisa y aceptó el desafío. La reversionó, volviéndola actual sin perder su ADN. Chanel había renacido.

“Cuando entré en la maison nadie quería ponerse su ropa ni llevar sus accesorios. Nadie vestía de Chanel. Así que me lo tomé como un reto. Los dueños me dieron carta blanca para crear, para hacer algo que funcionase, pero sin presión. Si no lo consiguió, vendieron la marca: pero sí insistieron en que con mi llegada vendría el éxito, como así fue. A mí me atrajo la idea de resucitar algo que estaba muerto”, explicó el hombre de negro.

En paralelo, fundó su propia marca que lleva su nombre: Karl Lagerfeld. La firma combina el lujo sofisticado con el costado más rocker y provocador del káiser.

El tweed, los equipos de dos piezas, y la línea de accesorios son parte de su legado. Introdujo novedades vanguardistas, desde minifaldas, pantalones invadidos por lentejuelas, géneros nuevos como el plástico, y una línea más urbana. Lejos de provocar del rechazo, recibió una sorprendente aprobación.

Lagerfeld entendió que su supervivencia pasaba por seducir a los jóvenes. Hizo alianzas con firmas low cost como H&M, Vans o Puma y contrató a las modelos e it girls Kendall Jenner o Kaia Gerber para lucir sus diseños.

A fines de los 80 también se volcó al mundo de la fotografía. Sus retratos para grandes revistas como Harper’s Bazaar, Visionaire y Vogue lo llevaron a tomar el mando de la edición 2011 del prestigioso calendario Pirelli.

Su pasión por la lectura y su ávida curiosidad lo convirtieron en el gran maestro de la moda, un hombre admirado por el mundo como una leyenda. El historiador de moda Olivier Saillard había vislumbrado durante una entrevista con El País aquello que lo separaba del resto: “Dispone de una cultura a la antigua que los demás no tienen, una sed de conocimiento que ha formado su espíritu. Puede leer un libro sobre el siglo XVIII e imaginar cuatro colecciones a partir de dos o tres páginas”.

En el 2015, fue distinguido por el British Fashion Awards por su trayectoria: “Lagerfeld es extraordinario. Es el maestro de la excelencia, de lo excepcional, es la figura más icónica de la moda”.

Y claro, como todo ícono, la polémica le pisaba los talones. Entre sus mayores escándalos se recuerdan: cuando tildó a Yves Saint Laurent de “provinciano”, calificó a Andy Warhol de “físicamente repulsivo”, a Diana de Gales la llamó “guapa y dulce, pero tonta”, criticó el estilo de la primera dama Michelle Obama, y arremetió contra la cantante Adele: “Está demasiado gorda”.

Su imagen siempre fue material de especulación por los medios. Siempre fue un obsesionado por su cuerpo y reconoció que prácticamente vivía consumiendo gaseosas sin azúcar y no mucho más. Es que en el 2005 había perdido 42 kilos y contó cómo logró esa drástica transformación en su libro The Karl Lagerfeld Diet.

Sin embargo, se opuso a la delgadez extrema sobre la pasarela. “No tengo nada en contra de las modelos delgadas, pero éstas estaban horribles. Parecía que hubiesen crecido en el tercer mundo sin nada que comer ni beber”.

“Sé cómo de molesto, imposible y complicado de complacer soy. Nunca me recomendaría a mí mismo como invitado para nadie”, decía sobre sí mismo.

“Nunca he pensado en la jubilación”, dijo en el 2015. Excéntrico, visionario creativo y con una clara cabeza para los negocios, Lagerfeld se estableció como una de las grandes leyendas de la moda. Hoy, con su partida, no parece fácil determinar quién podría hacer lo que él hace, y quién podría llevar el mando de Chanel con tanta serenidad, confianza y magistralidad como el káiser.

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Promotor y gestor creativo. Creador. ciclista y lector.