ESTA COLUMNA NO ES PARA TI

ESTA COLUMNA NO ES PARA TI

“Amo tanto como he sido amado y amo el ruido, porque somos energía, somos luz, somos sonido.” – Picuy Soto

Hoy, primero de marzo. ¿Sabe alguien todo lo que ha sucedido durante esta fecha en todos los años pasados? Pues mire ustéd: un día como hoy, en 1493, regresaba “La Pinta” de Cristóbal Colón a territorio español después de haber “descubierto” América; en 1711, sale el primer número de la revista The Spectator en Londres; en 1854, Juan Álvarez Hurtado proclama el “Plan de Ayutla” para dar fin a la dictadura de Santa Anna; en 1867, Nebraska pasó a formar parte oficial de los Estados Unidos; en 1893, el Instituto Nacional de Meteorología español creó el primer “mapa del tiempo”; en 1896, Henri Becquerel, físico francés, descubre la propiedad conocida hoy como radiactividad; en 1919, los coreanos manifiestan deseos de independencia frente a los conquistadores japoneses y éstos los silencian con las armas; en 1966, la estación espacial Venus 3 choca contra Venus estrepitosamente y en 2001, a los talibanes les dio por destruir las estatuas de Buda en Afganistán. Un día como hoy nacieron grandes artistas, como Alejandro Boticelli, Federico Chopin, Martin Chirino, Salvador Pániker, Lupita Nyongo y Javier Bardem; y, también un día como hoy, murieron, entre muchos otros, el poeta italiano Gabriele DÁnnunzio, el director mexicano Carlos Velo y el escritor portugués Virgilio Ferreira.

Todos éstos -entre otros acontecimientos, nacimientos y muertes que desconocemos y probablemente desconoceremos siempre- sucedieron un día como hoy, un día cualquiera; un primero de marzo. Pudo haber sido otra fecha de las 364 que aún quedaban, pero no lo fue. Y así, como mera “coincidencia”, un primero de marzo de 1996 estabas viendo por primera vez lo que después sabrías que simboliza la luz, respirabas lo que conocerías como oxígeno y emitirías el primero de tantos sonidos que transformarías luego en arte puro.

Tantos primero de marzo de los cuales no guardo algún recuerdo especial, tantos otros celebrando a una de mis tías (¡Feliz cumple, tía Liliana!), y tantos, tantos otros que pasaron ampliamente de largo sin que supiera de su existencia. Hoy podría ser un viernes tan común y corriente como la mayoría, pero lo cambiaste tú, como lo has hecho con casi todo en un lapso de tiempo tan pequeño.

Ya sabes cómo decía Julio: “No pido mucho, solamente tu mano (…) Pero no puedes, por razones técnicas (…) Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo, el durazno sedoso de la palma y el dorso, ese país de azules árboles. Así la tomo y la sostengo, como si de ello dependiera muchísimo el mundo, la sucesión de las cuatro estaciones, el canto de los gallos, el amor de los hombres”. Justo así, en esta distancia inexistente, mis letras se te dibujan para convertirse en todo lo que más quieres y desees. En todo aquello que te haga siempre feliz. En todo lo que te lleve a amar sin límites.

Hoy, 23 años y un par de vidas después, celebro y celebramos todos la dicha de coincidir contigo en este tiempo y espacio; en este misterio que nos sigue sorprendiendo. Hoy, como antes y como ahora, te abrazo en silencio con una gran sonrisa entre mis labios. Hoy te alcanzo de nuevo y todas las copas suenan en tu honor. Que nos seas eterno, Picuy Soto. Feliz paseo alrededor del sol.

LA AUTORA

Joven apasionada por las letras, heredo de su madre y abuela los deseos de contar historias, con apenas 19 años de edad, María Treviño ya sabe lo que quiere en la vida, escribir es la máxima expresión de su existencia.

María Treviño

Joven apasionada por las letras, heredo de su madre y abuela los deseos de contar historias, con apenas 19 años de edad, María Treviño ya sabe lo que quiere en la vida, escribir es la máxima expresión de su existencia.