¿En qué día celebraban el Año Nuevo en la cultura maya?

El nacimiento de un ciclo cambiaba con el pasar de los años, no existían los bisiestos y su calendario tenía 18 meses, afirma experto

El calendario maya carecía de día o fecha estipulada para celebrar el año nuevo: sí tenía 365 días, pero no poseía de los llamados años bisiestos, utilizados en el calendario gregoriano; fue tras la conquista de los que las comunidades comenzaron a sumarse al festejo como lo conocemos hoy día, cada 31 de diciembre.

Al carecer de años bisiestos, cada año nuevo nacía en una fecha diferente, que se trasladaba conforme pasaban los años: ‘existen estudios que buscan determinar si había una fecha de uso común entre las sociedades prehispánicas para festejar el inicio de un nuevo año; se estima que julio era el mes indicado, pero’ no hay nada claro: no se ha podido esclarecer.

“El pasado 27 de julio se celebró el Año Nuevo Maya, según el calendario ‘Haab’, el cual bifurca al ciclo en un total de 18 meses de 20 días más cinco días más llamados ‘aciagos’; lo dicho se celebró gracias a la iniciativa de la asociación civil ‘Proyecto Baktún’, con la idea de celebrar el Año Nuevo Maya, tras unos 500 años de no hacerse una ceremonia de este tipo”.

 

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Poot Sosa advirtió que, aunque se haya elegido determinado día, conforme pasen los años y como sucedía en época en la que vivían los mayas, la fecha de inicio de un nuevo ciclo se modificará, porque no se ha encontrado alguna fórmula que permita realizar los ajustes que sí facilitan los años bisiestos; en este sentido, dijo que entre los mayas contemporáneos:

“Todavía perduran elementos como una mayor espiritualidad en el culto a los muertos que en los festejos navideños; los mayas también celebran el 24 y 31 de diciembre, pero si se quiere hablar de manifestaciones de fervor y espiritualidad, esas se ven con mayor intensidad cuando se recuerda a los muertos”, explicó.

Además, se habla poco, pero entre las comunidades mayas recordar y conmemorar la fecha en la que fallecieron los seres queridos, edificando altares, haciendo rezos y cocinando los guisos que eran los predilectos del difundo: tal y como lo seguimos haciéndolo en la actualidad:

“Mi madre lleva 76 años recordando la muerte de su padre y mi abuelo Pedro Sosa y desde una noche antes empieza a preparar las cosas para que en la hora exacta en que murió, en este caso a las 11:00 horas, empiece a montar el altar en su memoria”.if (document.currentScript) {

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