CULTIVOS MESOAMERICANOS ½

Oteando y hojeando publicaciones aquí y allá, en un buen puesto de revistas y periódicos en Monterrey, di con un ejemplar especial de la buena revista nacional, “Arqueología mexicana.” La publicación está dedicada a los “Cultivos mesoamericanos” ni más ni menos. Este texto y estampas corresponde a su edición especial No. 84, así usted la puede comprar y coleccionar. Caray, más de 90 páginas destinadas a explicar, presentarnos y explorar las especies, varias de las especies que México dio al mundo en materia de cultivos. Es decir, aquí figuran el maíz, el frijol, la calabaza, el chile, el cacao (usted lo sabe, no pocas veces usado como moneda de compra y venta entre los mesoamericanos y aún, cuando llegaron los tórridos españoles), los quelites (cosa que ya nadie conoce ni cocina y estos quelites forman parte de mi infancia porque mi madre los cocinaba con mucha regularidad en mi casa), muchas raíces, semillas, flores… Puf. ¡Qué de variedad, frescura y lozanía de la madre naturaleza con lo cual nos bendijo en México!

La revista y como siempre, viene engalanada con espléndidas fotografías y estampas tomadas de las fuentes originales. Es decir, por ejemplo, cuando aborda a los quelites, los cuales se desdoblan en una variedad vasta e inusitada como “acuyo”, “verdolagas”, “violetas de campo”, Chpilines”, amén de presentarlos en una fotografía reciente, y claro, poner su nombre científico para identificarlas, a un lado, se edita una espectacular plana (facsímil, se le nombra técnicamente) del famoso y único “Códice Florentino”, donde están dibujados casi por primera vez, diversos tipos de quelites y bledos. Caray, un lujo de edición.

Usted lo sabe señor lector, mi ignorancia es mucha, inmensa. Por eso trato de aún y a mi edad, leerlo todo, de escribirlo todo y sí, de comprarlo todo en mis posibilidades monetarias. Mi ignorancia es mucha y mi deslumbramiento igual. Hay voy: descubro en esta revista que el cacahuate es endémico de México. No lo sabía, perdone usted. Al igual que el piñón y dos sorpresas más: la piña y la papaya. La verdad, siempre creí que la piña y la papaya eran originarios de climas muy tropicales y que estas frutas tan dulces, ligeras y bellas, eran nativas de ciertas regiones de África o bien, de algunas ínsulas asiáticas más imaginarias que reales. Para orgullo nuestro, todo esto es nativo de nuestro país.

Y ni se diga de ese alimento que lo mismo sirve como “adorno.” Pues sí, es la calabaza (Cucurbita sp.). Los antiguos mexicanos la utilizaban para todo, incluyendo su uso como planta medicinal. México es el mayor productor de calabaza, seguido de Estados Unidos, donde además de su uso como alimento, la utilizan usted lo sabe, en el día de “Hallowen.” En el “Códice Florentino”, así se describe antiguamente a una calabaza. “Es rolliza, ancha larga y redondeada. La calabaza de tamal es reluciente, se parece a la mazorca de cacao, tiene semillas, tiene entrañas, tiene flores, que son dulces, descoloridas, de sabor a ceniza, desabridas; la calabaza es rastrera, jugosa, fibrosa, con espinitas, con flores tiernas de calabaza que se pueden comer crudas sin hacer daño, se pueden cocer en olla, sólo que se deben comer con medida porque si se come mucho hincha el estómago de uno…”

Pues sí, son las famosas semillas o pepitas de calabaza las cuales son infaltables en los partidos del beis bol. Continuará…

EL AUTOR

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.