Ana Lucía Cárdenas desea transmitir su amor por la cerámica a sus alumnos, para que conecten con sus manos, mente y corazón.
FOTOS LUIS MELÉNDEZ
La cerámica permite la expresión y canalización de las emociones, además “nos ayuda a entendernos a nosotros mismos”, explicó Ana Lucía Cárdenas Garza, ceramista.
Un ceramista es una persona que crea objetos con arcilla, tiene una conexión especial con la tierra y pone su corazón en cada pieza. Nunca deja de prepararse, pues siempre debe aprender sobre materiales o nuevas técnicas.
Desde pequeña, a Ana Lucía le encantaba crear con sus manos, su juguete favorito era la plastilina. Cursó Diseño Industrial en la UDEM por dos años, “pero me di cuenta que lo que en verdad me apasionaba era el arte. Dejé la carrera de Diseño y me fui un semestre a San Miguel de Allende a estudiar cerámica y escultura”, contó.
“En el momento en el que tocamos la tierra nos conectamos con nosotros mismos y estamos presentes en el aquí y el ahora”.
Posteriormente, entró a la escuela Lorenzo De Medici en Florencia, Italia, donde estudió Artes Plásticas por un año y medio, y estuvo un verano en Guadalajara, aprendiendo más sobre la cerámica.
Abrió su estudio y empezó dando cursos. Descubrió que le gustaba enseñar a las personas y ver el efecto de este arte en ellas. Por ello, decidió dar clases para transmitir su amor por la cerámica: “me encantaría que Ana Estudio sea un lugar donde los alumnos se desconecten y puedan conectar con sus manos, mente y corazón, y así crear cosas hermosas”, expresó.
A lo largo de su carrera, ha enfrentado dos grandes retos: dejar Diseño Industrial y regresar de Italia en medio de la pandemia y terminar su formación en línea. Pero su mayor satisfacción es “tener el valor de seguir mi pasión, que es el arte, en las diferentes etapas de mi vida y continuar con mi crecimiento personal y artístico”.
Señala que este arte es para todos, muy noble. “En el momento en el que tocamos la tierra nos conectamos con nosotros mismos y estamos presentes en el aquí y el ahora. Vivimos en un mundo que va de prisa, todo es rápido, todo es de plástico, la cerámica nos ayuda a detenernos un momento a sentir”.
Además, mejora la concentración y propicia un ambiente de relajación profunda, incrementa la creatividad y el autoestima, y el hacer una pieza desde cero brinda un sentido de autosuficiencia.
Por último, favorece el desapego, pues la transformación es un factor importante. La pieza va cambiando conforme pasa por sus diferentes fases. Después de la quema el resultado puede ser mejor o peor de lo imaginado y esto ayuda a desarrollar tolerancia y flexibilidad.
Recomienda a las personas darse la oportunidad. “Deja que tus manos te guíen. No apresures las cosas y disfruta. Hay una conexión directa de nuestras manos con la materia; es muy importante tener nuestra mente en calma al momento de crear, ya que podemos transmitir todo a nuestra pieza”.
Ana Lucía quiere hacer series de esculturas y exponerlas en diferentes lugares. Actualmente trabaja en una, de cuerpos abstractos de mujeres. También desea crecer el estudio, invitar a más personas a ser parte de él y seguir aprendiendo.
“Deja que tus manos te guíen. No apresures las cosas y disfruta. Hay una conexión directa de nuestras manos con la materia; es muy importante tener nuestra mente con calma al momento de crear”.
Ana Lucía Cárdenas
Años de experiencia: siete años
Lo que más te gusta de la cerámica: Conectar conmigo misma en el momento de crear y ver la transformación de la pieza y mía.
Pieza más especial que has hecho: Se llama “Silencio”. Es una pieza que representa el silencio de las mujeres. Esa pieza la escogieron para una exposición llamada “Art is in the Square” en Florencia, ahí se quedó la escultura.
Música para trabajar: Mantras Hindúes y Tibetanos
¿A quién dedicas tus logros?
A mi familia.
Redes sociales
Instagram: @anaa.estudio
Facebook: ana.estudio