BOMBEROS

BOMBEROS

Arden en los corazones que han salvado

Hay momentos en la vida en que quisieras retroceder tan solo unos segundos con tal de evitar el instante en el que te encuentras. Quisieras cerrar los ojos y que todo desapareciera, que fuera un error. Piensas: “por favor, que no sea cierto…” y te invade el terror… crees que te vas a morir… te puedes morir… y te sientes tan vulnerable que solo quieres que alguien venga a tu rescate. 

Cada segundo se vuelve una eternidad. Ochos minutos son un infierno. No piensas en nada más que en el dolor, el miedo, la muerte cada vez más cerca. Cuando vives en carne propia un incendio, solo quieres que llegue la ayuda. 

De estar tranquilos, dan un brinco y todos sus sentidos se activan. Se ponen las botas, la vestimenta, el casco. Y salen a toda velocidad en un vehículo rojo poderosísimo, que de tan solo verlo los demás carros le abren el paso.

Entonces aparecen y a ti te vuelve el alma al cuerpo. Parece que se hubieran escapado de una película de acción. No temen al peligro; son audaces y valientes. Son los primeros en enfrentarse a grandes riesgos sin tomar en cuenta que su propia vida puede estar en peligro. Son nobles y decididos, preocupados por el bien de los demás. Sus enemigos son feroces: inundaciones, colisiones, crecidas de corriente, derrames tóxicos; pero, sin duda, el más terrible es el fuego. 

En medio de las llamas, al humo y la confusión entran seis valientes. Entre ellos se dicen: “Entramos seis, salimos seis”. Es el pacto que confirma su hermandad. Se juegan la vida por salvar a alguien más y se cuidan entre sí. Con el corazón acelerado y en la mente la convicción de “lo tengo que salvar, se tiene que poder” atraviesan un verdadero infierno en la tierra.

Este 22 de agosto fue el Día del Bombero en México y por todo lo que hacen nos estamos quedando cortos en reconocer su valentía y constancia, pues un bombero no renuncia… es su vocación y su profesión de vida. Es noble, porque antepone la seguridad de los demás antes que la suya. Y lo distingue su humildad, porque aunque se enfrentan a los más terribles desastres naturales, no lo publican. Nos dan una buena lección de imagen.

A veces, pierden la batalla. Pero un bombero no muere, arde en el corazón de las personas que ha salvado. 

¡Feliz Día del Bombero!

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Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.