JESÚS R. CEDILLO: BÁSICO Y VITAL: EL AGUA 2/2

Lo vimos someramente en el texto pasado de esta tertulia dominical: el agua y su poder benefactor siempre estarán de moda, pero hoy siempre hace falta. En un opúsculo, “Bebidas y excitantes” de un autor el cual lo quiso escribir todo, que era partidario de un proyecto tan rudo, audaz y bello como imposible: escribir la “Historia total”. Su nombre es Fernand Braudel, del cual, y para mi desgracia, apenas estoy haciendo acopio de sus volúmenes centáureos, los cuales, pues sí, lo quieren abordar todo. 

Decía, en este pequeño volumen, el cual es apenas un breve capítulo de una obra mayor, habla de las bebidas, antiguas y nuevas, las populares y refinadas, las cuales aportan alimento pero también son estimulantes o excitantes, todas ellas deletreadas por el sabio autor a lo largo de la humanidad. Y el maestro, el historiador de historiadores, tiene razón en su tirada de naipes: para iniciar la historia de las bebidas, las cuales hoy disfrutamos, es necesario “empezar por el agua”. Lo básico y vital: el agua. 

¿Qué es el agua?, ¿es nuestro universo acuoso? Sí, el vientre materno, es el océano el cual da vida, son las olas de ríos y lagunas las cuales transportan la mercancía y mercaderías y dan abundancia de peces para deleitarnos. Y lo anterior está presente no solo en la salud, la biología, la ecología, en el mundo científico todo, no; es motivo de versos, lamentos y alta literatura por cualquier humano escritor que presuma de serlo. La mar… engendra grandes pensamientos, dijo en su momento un pensador francés del cual ya no tengo su nombre en mi lengua. 

Y si hablamos de vida y agua, de una riada de agua, debemos y tenemos que recurrir a ese santo norteamericano sobre el cual está construido mucho del prestigio gringo, nada menos que su gurú Walt Whitman. En su obra monumental “Hojas de hierba” o “Briznas de hierba”, en su poema “Con el reflujo del océano de la vida”, el santón deletrea en su clásico verso libre:

Bajad, aguas del océano de la vida (ya volveréis en la pleamar), no ceses en tus gemidos, vieja madre cruel, llora sin término por tus hijos abandonados, pero no temas, no me niegues, no susurres con voz tan ronca y colérica contra mí, cuando te toco o me aparto de ti.

Caray, cuántas ideas en tan solo cinco versos. Pues sí, esto y más es el agua, la cual, para nuestra desgracia, ya es escasa en esta parte del mundo. Mientras que en otros lugares llueve a mares y es incontenible su caudal y su fuerza letal. Por cierto, leo un consejo que se tenía por saludable en la Ciudad de México (siglo pasado) para mantener el agua potable en los pozos: dejar caer una tortuga adentro y que allí viviese. Sobra decirlo: agua contaminada, inmunda… pues sí, con la tortuga muerta adentro. 

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.