La figura de la autoridad ha cambiado a lo largo del tiempo
Hace algunos sexenios la investidura del presidente infundía respeto absoluto, seriedad y hasta algo de temor. Pues el jefe del estado presidencial usaba todo su poder para silenciar a las masas e imponer su voluntad. Vienen a mi mente escenas de finales de los años 60 y principios de los 70, con sus nefastos desenlaces.
Sin embargo, más o menos desde el año 2000 cuando Vicente Fox llegó a la presidencia y vivimos lo que en aquel momento denominamos la “alternancia” experimentamos un cambio drástico en el modo de referirnos al presidente.
En esa época, con el afán de abrir los micrófonos, páginas y periódicos a la opinión libre y abierta del pueblo, como para dar una imagen de modernidad y apertura, el entonces presidente se enfrentó a una serie de sátiras de distinta índole, sin embargo, nunca se percibió como una agresión o una falta de respeto.
En fechas más cercanas y con formas de expresión más modernas, el ex presidente de México Enrique Peña Nieto fue el protagonista de incontables memes que hacían burla de sus comentarios —a veces certeros otras, francamente, desatinados— y que, con el ingenio que nos distingue, se transformaron en imágenes cómicas que circularon por miles de celulares en todo el mundo.
Recientemente, el tema —político— de la gasolina (su robo, ordeña, escasez, venta, precio y la tragedia que la rodea) sirvió como introducción al popular tema —musical— de Daddy Yankee. En un “antro” hicieron una introducción a la melodía, lanzada al aire con tremendo éxito en 2004, anteponiendo un mensaje del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que causó que la gente se desbordara en un ambiente de fiesta.
Los tiempos cambian; las percepciones, las sensibilidades, las modas, y el concepto de respeto a la autoridad muta hasta parecer casi nulo. Hace algunos años, nadie se hubiera imaginado escuchar un mensaje presidencial en una fiesta, esto sucedió hace unas noches.
La etiqueta social se ha relajando y lo que antes parecía intocable o si quiera incuestionable ahora es motivo de diversión, alegría, comedia, burla y hasta una forma de viralizar la imagen de un personaje, en este caso la de AMLO. Tendremos que aprender a movernos en esta agua inquieta, donde todo es flexible, cambiante y circunstancial, pues aunque el DJ se haya anotado un éxito en las pistas ciertamente es algo que, fuera de ese entorno, conviene manejarse con prudencia.
¿Estrategia de distracción o mera alternancia?
Twitter: @claravillarreal
LA AUTORA
Es reconocida por su desarrollo profesional en el área de la consultoría en imagen personal; eficaz para hombres y mujeres.
