ALTO AL BULLYING

BULLY

El bullying, un tema que se conoce, se sabe que existe; sin embargo, no se pone sobre la mesa, no se difunde de manera correcta, sigue siendo una problemática real y preocupante.

Hace unas semanas se viralizó en redes sociales la historia de Drayke Hardman, un pequeño niño de Utah, Estados Unidos, de 12 años, que decidió quitarse la vida por el fuerte acoso que sufría por un compañero de su misma escuela.

Varios influencers y personalidades compartieron en sus redes sociales las publicaciones que la familia expuso en Instagram, donde muestran a flor de piel sus sentimientos, acompañados de imágenes de Drayke, con la única finalidad de mostrar la realidad que se vive y hacer conciencia de este tema tan delicado.

Como padres creemos que hacemos lo suficiente, pero a veces lo suficiente no alcanza, pues no somos los únicos que influimos en la vida de ellos.

Más bien, como sociedad y adultos, debemos realmente concientizarnos de cómo nuestros actos dejan huella en los demás. Como papás, sin duda, somos el primer filtro en casa, pero como tíos, abuelos, profesores, mentores, como autoridad somos también pieza clave para darnos cuenta de qué está pasando en la vida de los niños, los adolescentes y en los jóvenes.

Recordar que somos ejemplo en todo momento, que hay muchos ojos y corazones observando nuestro comportamiento, cómo nos relacionamos con los demás, qué palabras utilizamos, si hablamos a gritos, si somos amables, respetuosos y buenas personas.

Necesitamos reconocer si en la dinámica familiar existe algún tipo de violencia, de palabras altisonantes, de insultos, de bromas pesadas que son puntos clave para desarrollar baja autoestima y, por lo tanto, los niños imitan el comportamiento.

Requerimos abrir las líneas de comunicación en todo momento, escucharlos, preguntarles, darles la confianza necesaria para dialogar, para que expresen sus sentimientos.

También observarlos, compartir actividades que nos permitan ver la relación que tienen con otros compañeros, identificar a sus amigos, invitarlos a casa y estar al pendiente de sus juegos, de sus pláticas. En algún momento habrá una bandera roja que puede alertarnos.

Propiciar tener conversaciones: ¿qué pasó de bueno hoy?, ¿cómo es la hora del almuerzo en tu escuela?, ¿con quién te sientas? Hablar diario un mínimo de 15 minutos para que sepan que en cualquier situación hay siempre alguien con quien contar.

El acoso escolar siempre ha existido; sin embargo, en la actualidad, no solo se vive en el salón de clases, está en internet, se siente y está presente las 24 horas del día al alcance de muchísimas personas, a tiempo real y permanente.

Cuidemos a nuestros hijos, a los hijos de nuestros amigos, a los niños en general. 

Practiquemos y platiquemos del respeto, de la diversidad, la bondad, la empatía; involucrémonos en su vida, en sus gustos, sus cosas, revisemos el celular, sus conversaciones, sus pláticas.

Nosotros los adultos somos los encargados de evitar, identificar y erradicar esta problemática con el ejemplo, el amor, la comprensión, la educación.

Cambiemos la mentalidad de “son bromas de niños”, “les gusta jugar pesado”, “no aguantan nada”, “deben aprender a defenderse”. 

El bullying es real, es silencioso, es muy cruel; informémonos, hablemos de esto con nuestros hijos y seamos ejemplo.

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.