Agradecer y estar en paz con Mamá

 Cuando logramos establecer una sana relación con la madre, todas las demás relaciones comienzan a fluir

Quien no está en paz con su madre, no está en paz consigo mismo. No hay mamá perfecta, hay mamá entregada con todos sus recursos y hoy mas que nunca, ya que soy madre, he comenzado a comprender y a mirar tantas y tantas renuncias, tanto amor hecho obras y tanta entrega incondicional de mi madre hacia mi y mis hermanos. Y es que todo eso es parte de nuestro compuesto. Por eso quisiera que este festejo de las madres, nos detengamos en un reconocimiento consciente y agradecimiento profundo. Desde la concepción, nuestra madre nos provee herramientas que nos llenan de amor, seguridad y fortaleza. La madre y el padre son la referencia vital de nuestro origen. En sus limitaciones y defectos, nos han dado los recursos que tenían para desarrollarnos, y lo han hecho bien, pues hoy estamos con vida. Detente y explora tu relación con tu madre.

¿Cómo fue tu infancia? ¿Qué actos de amor recuerdas? ¿De qué necesidades ella se ocupaba para nutrir tu alma y cubrir tus necesidades de pequeño? ¿Podrías recordad cosas maravillosas, renuncias, sacrificios, entrega, desvelos? ¿Cómo la recuerdas? Recordar el lugar de la madre en nuestra vida nos permite conectarnos con alegrías y tristezas: posibles heridas por sobreprotección, exceso de valoración y halago, por abandono, manipulación, comparación, miedo; pero hay que recordar que ellas tienen también sus propias heridas y carencias de infancia, limitaciones y dificultades para amarnos, y han buscado sostenernos como hijos, buscando sostenerse ellas mismas. Como hijos debemos ser capaces de ver en nuestra madre también a la niña herida y ser compasivos, aceptarla por completo, más allá de sus errores y limitaciones.  Hoy es tu momento para agradecerle, pedirle perdón, perdonarla y valorar todo lo que ha hecho por nosotros. Tomar lo que de ella viene como un legado maravilloso, que nos toca a nosotros, que nos causó heridas y nos heredó dones maravillosos. Al realizar esto, encontramos la verdadera plenitud y nos acomodamos en nuestro espacio correcto. No juzgues a tu madre, no te imaginas el camino que ella ha recorrido. Ahora que soy madre, entiendo que lo damos todo por nuestros hijos.

Buscamos darles todo lo que tenemos emocional y físico. Agradece a tu madre de la siguiente manera:

Mentalmente y en silencio, dale gracias por la vida. Dale gracias por todo el amor que te ha dado desde tu nacimiento.

 Díselo a través de una carta o mensaje. Cuéntale todo lo que le agradeces. Expresa lo que habita en tu corazón y al final escribe:

“Te libero y me libero de cualquier expectativa que hubiera sido diferente. Tal y como fue, fue suficiente para mi y ahora me encargo yo, apoyada con vuestra fuerza. Gracias, gracias, gracias.”

 Mírala a los ojos y dile desde tu interior “Honro la vida que me has dado y te agradezco con amor. Tomo lo que soy y me das completamente.”

Amar a nuestra madre, amarla a pesar de heridas, honrarla y aceptarla como es, nos conduce a la paz y a la reconciliación. El día del amor a ella, de reconocimiento, de honra y de gratitud, debe de ser todos los días. Que en esta ocasión nos transforme, para que desde hoy cambie totalmente nuestra forma de verla. Si estamos en paz con ella, estaremos en paz con nosotros y cada día la amaremos más. Si hay aspectos que tenemos que soltar, hagámoslo para agradecer, honrar y valorar los dones tan maravillosos que ella decidió darnos.

“Un hijo sólo puede estar en paz consigo mismo si se encuentra en paz con los padres, lo que significa que los acepta y los reconoce como son. Cuando a los padres se les exige o reprocha no se los toma como son. No se puede decir: «esto lo tomo» y «esto lo rechazo». Honrar al padre y a la madre es inclinarse ante ellos rindiendo reverencia. Asentir ante los progenitores como son es un proceso curativo en sí mismo, el alma de la persona siente alivio y levedad. ” B. Hellinger

Gracias Mamá, Paty Gómez, por tanto amor, por vivir por y para nosotros. Dios me conceda un día llegar a amar un gramo de tu capacidad de amar. Eres el pilar de mi vida y de mi familia. Mamá mejor que tú, imposible. Gracias por tanto amor, te adoramos.

Marijose César

Mamá, esposa, terapeuta y coach Internacional por la Escuela Internacional de Coaching en España y en New York University, Certificada en Superar pérdidas emocionales por The Grief Recovery Institute. Experta en Comunicación asertiva.