Ser luz en la vida de los demás

 El plan de Dios para tu vida tiene un propósito grande

 No vivas para que tu presencia se note, sino para que tu ausencia se sienta.” Bob Marley Adviento significa “Vamos hacia el que viene”, y esa es nuestra realidad. Somos un pueblo en camino, un pueblo que atraviesa (También en nuestro interior) luces y tormentas. Transitamos estas épocas Navideñas buscando encontrar respuestas, sanar cosas de la mano de la familia, llenarnos de paz, buscando desterrar eso que nos ha hecho daño, y esperanzados en recuperar un descanso para el alma. La Navidad viene a mostrarnos esa gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en el misterio más hermoso; el misterio de caminar, de ver, y de conocer al Niño Jesús. Es él quién viene a iluminarnos y a enseñarnos el camino de la luz. Su venida nos invita a ser luz en el mundo. A nuestro mundo le faltan muchas cosas… Pero, ¿No le faltará mucho Dios? Recordemos en este adviento que la única forma de cambiar nuestra vida, es dejándolo entrar. Decídete a mirar que Dios te pide que seas luz. Luz en tu familia y que seas generador de consuelo y perdón; Luz con tus amistades a través de tu ejemplo o tu forma de hacer y ser; Luz con tus hijos al vencer el caos y buscar actuar con amor; Luz para ese compañero de trabajo que está atravesando por una situación dolorosa.

¿Te atreves a ser luz? ¿Qué dificultades te cuesta vencer en tu vida diaria (falta de compromiso, falta de confianza en ti mismo, desidia, desorden…) en tu camino de entrega? ¿Dónde eres capaz de reconocer a Jesús en tu vida, en qué realidades de todos los días? ¿Qué consideras que falta en el mundo (Porque también es parte de tu vida) y en qué te decides a aportar? ¿Qué personas que has conocido te han inculcado un valor? Agradece y hazlo vida para que los demás vean eso en ti. Resérvate un tiempo para Dios y para ti. Y pregúntale, ¿Qué dones te ha dado y de qué manera puedes darle gloria realizándote en ellos? (Alegría, Ser agradecido, humildad, compasivo, buena escucha, generoso, respeto, manso, perseverante, constante, amoroso, entusiasta, justo, tolerante, desprendido, servicial, amable, paciente, ordenado, templanza, fortaleza, servicial, caridad, sencillez, lealtad…). Decídete a identificar ese talento, ese don que Dios te ha dado y con el que nutres y aportas a la vida de otros. La gente que te ve… ¿Cómo te percibe? ¿Te ve con gusto? ¿Ve luz en ti? O ¿Te saca la vuelta? ¿Sonríes y saludas a los demás cuando los ves?

Parte de nuestra misión de vida consiste en iluminar. Tú eres importante, fuiste diseñado única y perfectamente así como eres. El plan de Dios para tu vida tiene un propósito grande, Él busca actuar a través de ti. El actúa cuando tu das algo bueno a otros, cuando eres un testimonio vivo, cuando consuelas a otro. Busca esa luz, fija tu mirada en él y estoy segura que el te dará las respuestas. Recuerda que solamente él puede alumbrar la situación o necesidad por la que estás pasando. Hay una frase que dice… “En esta vida hay que dejar HUELLAS, no CICATRICES”. Todos tenemos heridas, defectos de carácter, cruces y dolores que nos componen y son parte de nuestra historia personal. Pero es importante hacernos protagonistas de nuestra vida y comprometernos en trabajar en lo bueno. Comprometernos en ser una luz que ilumine la vida de otros.

Marijose César

Mamá, esposa, terapeuta y coach Internacional por la Escuela Internacional de Coaching en España y en New York University, Certificada en Superar pérdidas emocionales por The Grief Recovery Institute. Experta en Comunicación asertiva.