La “dieta” de los Frank 2/2

Poca comida con la cual sobrevivieron dos años encerrados en condiciones desalentadoras

Le recuerdo: este año se cumplieron los primeros 70 años de la publicación del famoso “Diario de Ana Frank”, escrito por la niña Ana Frank (1929-1945) emblema del holocausto judío y víctima de la Segunda Guerra Mundial como miles de judíos y católicos, es decir, ciudadanos como usted o como yo, los cuales fueron mártires de los horrores de la guerra. En la columna pasada exploramos esta veta que nos mantiene en comunicación a usted y a mí los domingos, la gastronomía, la comida. En este especial caso, la poca comida con la cual sobrevivieron dos años encerrados en condiciones oprobiosos, ocho seres humanos en la llamada “casa de atrás”, donde se escondieron los Frank y otros judíos, siendo finalmente encontrados (¿delatados?) y enviados a campos de concentración donde morirían todos, excepto Otto Frank, el padre de Margot y Ana Frank.

El horror de la Segunda Guerra Mundial es todo un género literario a través de libros de memorias, un poco novelas o cuentos; pero sí y más testimonios, memorias escritas con verdadera tinta sangre, donde los sobrevientas han contado de los horrores y vida dentro de esos campos de concentración y exterminio de la Alemania nazi de Adolf Hitler. Hay una escritora húngara, Magda Hollander-Lafon, de la cual y apenas se acaba de traducir al español uno de sus libros de memorias, sobreviviente ella de cinco campos de concentración alemanes, ¿sabe usted cómo se llama su libro, tan estremecedor como el de Ana Frank? “Cuatro mendrugos de pan.” Esta “dieta”, estos cuatro mendrugos de pan fueron los que ella recibió siendo niña de manos de una moribunda en el campo de concentración y estos panecillos fueron los que le permitieron vivir. Leamos como lo cuenta la escritora en una entrevista en España: “Debía de ser un domingo por la tarde, el único momento en que no trabajábamos. Salía del barrancón y entonces la vi, tumbada y casi ya sin mirada… me llamó con un gesto.

Me dijo: ‘Eres joven y tienes que vivir para contarle al mundo lo que está `pasando aquí.’ Abrió sus manos y vi los cuatro trozos de pan con moho. Me dijo ‘cómetelos.’ Y fue un banquete…” Si básicamente los Frank se proveyeron de arroz, mermelada, harina, té, café, jabón de aseo personal, manteca y papas para sobrevivir por dos años encerrados; en los campos de exterminio, payday loans online donde murieron alrededor de 6 millones de judíos, un “banquete” como nos lo cuenta Magda Hollander-Lafon, consistía en cuatro mendrugos de pan con moho. Otro hombre alto y garboso, sobreviviente también, el famoso Primo Levi, italiano de origen judío, estremeció al mundo con su trilogía de libros sobre los campos de concentración. Éste escribió un poema memorable del cual un fragmento es el siguiente: “Considerad si es un hombre/ Quien trabaja en el fango/ quien no conoce la paz/ quien lucha por al mitad de un panecillo/ quien muere por un sí o un no…” En la medida de sus posibilidades señor lector, en estas próximas Navidades no desperdicie usted ni un mendrugo de pan… Así sea.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.