7 ideas para que tus hijos dejen de pelear entre ellos

Es normal que los niños pequeños se peleen y luego de unos minutos se reconcilien, volviendo a jugar tan amigos como siempre. Sin embargo, en el caso de los hermanos la reconciliación no siempre es tan sencilla

Una de las razones y motivo de frustración o dolor de muchas madres, es no saber qué hacer cuando sus hijos constantemente pelean entre sí, pues saben que de seguir así, el tiempo pasará y en lugar de tener una relación fuerte entre ellos, terminarán separándose.

Aparentemente, es normal que mientras los niños son pequeños se peleen y luego de unos minutos se reconcilien, volviendo a jugar tan amigos como siempre. Sin embargo, en el caso de los hermanos la reconciliación no siempre es tan sencilla, pues intervienen los padres y otros factores que en lugar de remediar el problema solo generan resentimientos.

Si acaso tus hijos pelean constantemente, estas recomendaciones te serán de mucha utilidad para entender por qué lo hacen y saber cómo ayudarlos para que dejen de hacerlo.

1. Los niños pelean por dos razones: para proteger algo o para conseguirlo
Es muy importante que antes de castigar o sermonear a los niños, identifiques con mucha objetividad, las razones por las que tus hijos están peleando. Estas pueden ser, por ejemplo: proteger sus juguetes o cosas personales, proteger la relación personal que tienen con sus padres o conseguir la atención de éstos.

2. Las peleas se dan cuando los adultos son incapaces de atender o mediar entre los niños

Muchos niños se acostumbran a pelear para lograr lo que buscan porque están solos; nadie está ahí para enseñarles a compartir, ayudarse, perdonar, hablar y no llegar a los golpes.

Puede que haya adultos cerca de los niños pero no necesariamente estar interesados en ellos, lo cual también es considerado como abandono. En estos casos, podemos pensar que los hijos que pelean entre ellos, lo hacen debido a que buscan la atención de sus padres, y éstos no pasan tiempo con cada uno de los pequeños ni en familia.

¿Qué hacer una vez identificadas las razones de las peleas?

Dedica tiempo a cada hijo

Pon atención a cada uno de tus hijos cuando te lo soliciten, enséñales a esperar su turno y ser respetuosos escuchando a los otros y hablando uno a la vez. En ocasiones, tan solo con dedicar un poco de tiempo y atención, se logran maravillas con los niños.

Aprende a discutir

En otras palabras, no des mal ejemplo peleando. Soluciona tus problemas como te gustaría que ellos los resolvieran.

Si pelean, no grites ni te alteres, actúa con calma

Ten presente que no eres un árbitro, eres pacificador. No tomes partido por uno de ellos y escucha.

Sepáralos inmediatamente si hay golpes o insultos

Si tus hijos están enfrascados en una pelea, haz que se sienten en habitaciones diferentes y que no tengan contacto visual o razones para seguir peleando.

Hablen cuando estén calmados

Reúne a la familia y comiencen a hablar para llegar a acuerdos. Por ejemplo, si la pelea es por un juguete o un objeto, lleguen a un arreglo de cómo se turnarán para compartirlo, y si no hay arreglo en el que los implicados estén de acuerdo, prescindan ambos del juguete. ¿Cómo? Regálenlo a otros niños, sáquenlo de casa, si el juguete es el motivo de la pelea, elimínenlo. Nunca cometan el error de comprar otro juguete “para que no peleen”, eso no soluciona el problema de fondo.

Escucha a cada hijo en privado

Esto te dará la oportunidad de construir una relación con cada hijo, de escucharlo y entender mejor sus razones. Te sorprenderá lo que vas a escuchar. Aprovecha el tiempo para demostrar afecto a tu pequeño.

Enseña, vive y fomenta los buenos modales

Enseña a tus hijos el poder de las famosas palabras mágicas: por favor, gracias, perdón, discúlpame. Las palabras amables tienen una gran fuerza para calmar el enojo.

El gran secreto para evitar las peleas

Además de todo lo dicho hasta aquí, acaso lo más importante sea esto: enseña a tus hijos a servirse los unos a los otros. Cuando un hermano es amable con otro o hace cosas buenas por él, un dulce sentimiento comienza a florecer entre ellos. Los malos sentimientos se transforman en amor, cuidado y protección entre hermanos y eso, es lo que todas las madres deseamos para nuestros hijos.

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