Comentarios fuera de lugar

¿Qué hacer cuando nos toca escuchar un comentario que está completamente fuera de lugar? O peor aún, ¿qué pasa si nosotros mismos dijimos algo inapropiado?

La escena es siempre la misma, se caracteriza por el incómodo silencio que sigue al comentario inapropiado. Después vienen las miradas, las señas discretas o las semisonrisas más por nervios que por otra cosa. Si el comentario fue explosivo, puede que alguno abandone el lugar. Pero, los que se quedan, ¿qué deben decir? El interlocutor, aunque que recién acaba de cometer un error, espera siempre una respuesta. Lo mejor es jugar seguro y apostar por la discreción.

En el ambiente laboral, según sea el giro, el género de los colegas, y hasta la situación hay una amplia gama de comentarios que pueden herir las susceptibilidades o francamente indigestar a los presentes. Entonces, aunque las palabras hayan dejado a más de uno con los ojos abiertos por el asombro, lo mejor es no dar mayor importancia y tratar de cerrar la conversación o cambiar el tema de inmediato para que, quien estaba hablando, no se siga equivocando. Por otra parte, cuando es uno mismo el que sin querer le falló a la situación y terminó revelando información que no debía o manifestando una expresión que asombró de manera negativa a los presentes, no hay más que hacer frente al error.

Las equivocaciones se aceptan. Diga “lo siento”, o “perdón, si ofendí a alguien”, o tal vez, “una disculpa”. Sus escuchas podrán o no perdonarlo. Lo que sí, es que difícilmente van a olvidar sus palabras. Por eso, como parte de su imagen se encuentra la congruencia en el hablar. Si se encuentra en el ambiente laboral, con su equipo o con sus compañeros, hable a la altura de la circunstancia. Además de las recomendaciones más conocidas como evitar temas de religión, sexualidad y política se encuentran otras. En entornos laborales evite revelar información muy íntima. Nadie necesita saber si tiene un problema de hongos en los pies, si padece de estreñimiento o si le salió un grano en alguna parte del cuerpo que suele ir cubierta.

No se dice. Punto. No haga comentarios muy pasionales, especialmente si estos son negativos. “Odio… no soporto… me choca” dejan muy clara su postura pero pueden ser hirientes. Evite también las opiniones radicales. No sabe quiénes o cómo (o con cuánta exageración) las vayan a replicar. Y por último no haga comentarios clasistas, racistas u homofóbicos. No se trata de limitar el habla, pero sí de cuidar que su expresión oral sea la mejor en un entorno profesional.

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Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.