Un vaso de leche para Geppetto (coda)

Todo tiene que ver con la gastronomía

Todo tiene que ver con la comida y la bebida, con la gastronomía como ciencia y apuesta. No lujo, sino placer; alimento para vivir, pero también signo y símbolo. A vuela pluma y conforme llegan los recuerdos a mi pálida memoria va lo siguiente: Bluto o Brutus, usted lo recuerda, se enfrenta al marinero Popeye. Ambos están enamorados de la misma dama: Olivia Olivo. Aunque es la novia de Popeye, éste es lánguido y lacio comparado con el grandulón y tosco Brutus quien en todos los episodios de la historieta o dibujos animados (el creador es Elzie Seger en 1932) trata de secuestrar y enamorar a la esmirriada Olivia. ¿Cómo defiende el marinero a su amada en peligro, si es más flaco que el fortachón Brutus? Comiendo espinacas. Al comerlas, le da una fuerza sobrehumana y termina por rescatar a su dama sana y salva y le propina salvajes golpizas a Bluto.

Cuando los aprendices de magos, como Harry Potter, llegan a la escuela de hechicería y magia, ¿cuál es una de sus primeras actividades? Una gran y fastuosa cena donde hay rosbif, pollos y jabalíes asados, todo rociado con salsa de tomate. Usted lo sabe y recuerda, en “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll (el reverendo Charles Dodgson, realmente), Alicia cambia de tamaño al comer pasteles o beber té. Por eso se hace grande o milimétrica. En una ocasión se pregunta “¿Acaso nunca seré mayor de lo que soy ahora?” y eso fue cuando bebió agua de una botella que la hizo empequeñecer; pero luego comerá pasteles para hacerse de nuevo grande, para luego tomar un abanico que la hará disminuir de tamaño, para luego…

Y usted lo sabe mejor que yo: “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll se gestó en un paseo en bote en el río Támesis, mientras paseaba él y el reverendo Robinson Duckworth con las tres hermanas Lidell, incluyendo a Alice. El paseo duró cinco horas y cuando en una de esas paradas descansaron un poco, bebieron té y Carroll siguió improvisando esta historia que mantenía entretenidas a las niñas. Ya luego, Alice le suplicó al reverendo y matemático Carroll que escribiese la historia para disfrutarla siempre. El reverendo la dejó por escrito en un cuaderno. Pero note usted que la génesis del texto se desató en parte tomando té…

Todo señor lector, todo tiene que ver con la gastronomía. Sólo es necesario prestar atención y encontrar las diversas claves gastronómicas en los textos que usted disfruta. El libro el cual reseñamos aquí en el tríptico, es “Las aventuras de Pinocho” de Carlo Collodi, y no sólo aflora la gastronomía italiana, sino que es la columna vertebral (la comida y la ausencia de ella) en el armado de la historia completa. En Collodi y su Pinocho, hasta las descripciones de sus personajes secundarios, tienen que ver con la gastronomía. Es el caso de un tipo malvado que va en una carreta engatusando niños para llevarlos a un lugar paradisiaco, pero que al final, es un lugar insano, donde estos debido a su vagancia y pereza, terminan por convertirse en burros. Este tipo del carruaje maléfico es un “hombrecillo suave y blanco como un trozo de mantequilla.” Gracias por leerme, regresaré sin duda a este tema. Gracias por su interés señor lector.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.