El poeta que creía que sus poemas eran aburridos, entre otras incongruencias del ser humano

Aferrarse a los ideales y las pasiones de uno mismo, pues son ellos el motor que hace todo posible

Jueves 05 de octubre, 8:00 p.m. El poeta estelar arribó al recinto donde nos encontrábamos, siendo introducido como acreedor de premios y reconocimientos importantes. El señor poeta, al serle cedida la palabra, comentó: “Me parece impresionante que estemos todos aquí reunidos ante algo tan inútil como la poesía”. Así comenzó el debut poético más irónico y poco artístico que he presenciado en mis veinte años de vida, protagonizado por el escritor reconocido que piensa que su arte “aburre” a los demás. Póngase cómodo, mi querido lector, pues pretendo que tenga un muy buen rato. Sabiendo que todos en el mundo somos distintos y que cada persona tiene ideas, comportamientos y creencias que le hacen ser quien es, no pretendo juzgar, criticar o difamar la imagen del poeta en cuestión, pues su obra posee todos los atributos necesarios para tener el alcance que, indudablemente, se sabe que tiene.

Para el señor –del cual su nombre me abstendré de mencionar porque lo importante no es su persona, sino sus palabras-, la poesía es simple y sencillamente algo “inútil”. Quizás el poeta resalte aspectos mágicos del día a día; pero, al momento de leerlos, pareciera que son ajenos a él, pues todo ese bagaje sentimental agrupado en unas cuantas líneas es oprimido por un tono de apatía y un pensamiento auto-creado de que SU arte es tedioso de escuchar a los oídos ajenos. Es aquí donde comprendí que la actitud que uno tiene hacia las cosas es lo que las hace “ser”. Después de unos pocos poemas recitados, se abrió una sesión de preguntas y respuestas, donde un chico preguntó: “¿Se puede vivir de la poesía?” A lo cual el invitado, sin balbucearlo ni meditarlo, respondió: “¿Vivir de la poesía? 100% imposible.

Es algo que simplemente no se puede”. Un silencio incómodo reinó en el lugar, pues era demasiada la ironía y la incongruencia. Una vez terminado el encuentro, una servidora se acercó con el poeta; evidentemente, me era imposible salir de ahí teniendo el alma como la tenía: intranquila. Le comenté: “Me parece intrigante cómo es que un poeta de tanta calidad y prestigio se sorprenda al ver que somos muchos los interesados en escucharlo y que, irónicamente, le llame a su obra algo inútil y aburrido”, a lo cual respondió: “Vivimos en un sistema capitalista; la poesía no va a cambiar a la sociedad y no va a ser agente productivo de nada”.

Después de hacerle saber que me encuentro trabajando en un proyecto titulado “Cómo ayuda la poesía al individuo y a la sociedad”, le pregunté: “Entonces, ¿usted de verdad cree que la poesía no tiene ningún alcance? De ser así, ¿por qué lo sigue haciendo?” Por primera vez meditó lo que estaba a punto de decir, cayendo en una conclusión que denotó una introspección momentánea: “A decir verdad, escribir poesía me ha hecho una mejor persona; y, finalmente, somos las personas quienes conformamos la sociedad”. Nuestro breve encuentro terminó como su debut debió haber comenzado: reconociendo a la poesía como un todo que une, que transforma y magnifica. Querido lector, de todo lo anterior me gustaría resaltar nuevamente la importancia de aferrarse a los ideales y las pasiones de uno mismo, pues son ellos el motor que hace todo posible.

De igual manera, debe uno ser consciente de que nunca se sabe quién lo está escuchando; nunca se sabe a quién pueden cambiarle la vida sus palabras y por ello deben ser sabiamente utilizadas. ¿Que la poesía no va a cambiar el mundo? ¿Que no tiene valor? Pues lo invito a que interiorice la siguiente reflexión: ¿Qué es la poesía sino el reflejo de que existimos, que sentimos, que somos algo más que sólo seres humanos?

María Treviño

Joven apasionada por las letras, heredo de su madre y abuela los deseos de contar historias, con apenas 19 años de edad, María Treviño ya sabe lo que quiere en la vida, escribir es la máxima expresión de su existencia.