“El periodo más importante de la vida, no es el de los años de la Universidad; si no el periodo en el que la inteligencia del hombre o la mujer sufre su mayor transformación, se forma.”
Hoy en día, existen diversas corrientes educativas que nos presentan a los padres una gama sobre cómo “educar mejor”. ¿Qué es lo mejor para nosotros cómo padres y para nuestros hijos? No hay un modelo correcto ni perfecto, sino estilos de crianza que cómo padres vamos adoptando e imitando confiando que son los adecuados. Es por eso que quisiera realizar una serie de artículos sobre el tema de la formación, porque en ocasiones nos perdemos entre tanta información, evadimos lo que estamos conscientes que no es correcto y dejamos de establecer reglas, objetivos, límites hacia lo que queremos en el plano formativo. Es indispensable que cómo padres nos detengamos a reconocer de qué manera queremos educar, formar, qué podemos transigir en sus actitudes y acciones y qué no. Qué es lo que con cada hijo funciona o no funciona, pues cada uno aprende y experimenta diferente.
María Montessori, decía que los adultos debemos volver al niño que éramos para entender sus mensajes, empatizar, escuchar lo que nos dice su maestro interior. El lenguaje de las emociones es el lenguaje de los niños: porque la emoción confiere significado y ayuda a descifrar lo que nos quiere comunicar, prescindiendo de nuestros patrones establecidos. ¿Qué me está diciendo cada hijo? ¿Qué me grita con sus emociones?
La corriente Montessori se funda en dar a los niños herramientas que fomenten el autoaprendizaje, que le permitan moverse en libertad y elegir las actividades que le permitan cultivar su respeto y amor en comunidad.
Estos son los 15 principios que enunció María Montessori para educar niños felices.
- Recuerda siempre que los niños aprenden de lo que les rodea. Sé su mejor modelo. ¿Eres alegre, amable, gritona, servicial?
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Si criticas mucho a tu hijo, lo primero que aprenderá es a juzgar.
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Si lo elogias con regularidad, él aprenderá a valorar.
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¿Qué ocurre si le muestras hostilidad al niño? él aprenderá a pelear.
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Si se ridiculiza al niño de modo habitual, será una persona tímida.
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Ayuda a que tu hijo crezca sintiéndose seguro a cada instante, será entonces cuando aprenda a confiar en los demás.
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Si desprecias a tu hijo niño con frecuencia, se desarrollará un sentimiento muy negativo de culpa.
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Propicia que tu hijo vea que sus ideas y opiniones son siempre aceptadas, con ello conseguimos que se sientan bien ellos mismos.
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Si el niño vive en una atmósfera donde se siente cuidado, integrado, amado y necesario, aprenderá a encontrar amor en el mundo.
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No hables mal de tu niño/a, ni cuando está cerca, ni cuando no lo está.
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Concéntrate en que tu hijo está creciendo y desarrollándose de modo óptimo, valora siempre lo de lo bueno del niño de tal manera que no quede nunca lugar para lo malo.
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Escucha siempre a tu hijo y respóndele cuando él se acerque a ti con una pregunta o un comentario.
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Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Apóyalo. Lo corregirá, ahora o quizá un poco más adelante.
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Debes estar dispuesto/a a ayudar a tu niño si busca algo, pero debes también estar dispuesto a permitir que encuentre las cosas por sí solo.
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Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Ofrécele lo mejor que hay en ti mismo/a. Detente y reflexiona, ¿Qué quieres
formar, qué quieres enseñarles, en qué deseas verlos transformarse? ¿Qué deseas sembrar profundamente en ellos? Todo lo que sembremos, quedará tatuado en ellos de alguna forma y se verá reflejado en sus vidas. Comprométete y establece un plan educativo que aporte su inteligencia emocional, que les exija a través de reglas y límites, a defender su integridad, respetar, agradecer y vivir los valores en su vida diaria.
