Consideraciones alimenticias y médicas para comer, según los árabes

Leo el Corán, libro sagrado de los hermanos musulmanes, como leo la Biblia para nosotros, los cristianos o católicos

Es lo mismo. De hecho, el Corán es básicamente igual, pero al revés. Cuando estudié por espacio de cuatro/cinco años la carrera de Teología en el ISER del viejo gruñón y siempre recordado don Antonio Usabiaga y cuando tocó en el calendario la materia de religión comparada, el sabio maestro dijo entre divertido y serio: “el Corán es lo mismo que la Biblia, entiéndanlo y léanlo, pero anden ustedes que el bruto de Mahoma lo leyó y lo entendió al revés.” No es el caso de esta columna explorarlo hoy, lo cual ya hemos investigado y lo voy a hacer nuevamente en la columna sabatina de “Café Montaigne”, pero sí, es tal cual la Biblia cristiana. Insisto, no entramos en honduras. Y de librería en librería, de bazar en bazar en el pasado periodo de verano en el cual unilateralmente decreté que merecía vacaciones en el hermoso y templado bajío mexicano, di con un libro profusamente ilustrado, muy rico visualmente pero también, muy bien escrito y documentado.

Un libro español el cual es una “Historia del Islam” de la autoría de un filósofo francés, Ernest Yassine Bendriss. Libro bien estructurado y esquemático, el cual ofrece todo lo básico accesible para la comprensión de los incomprendidos hermanos musulmanes. En honor a la verdad, por su línea extrema y belicosa así se lo han ganado. En este libro voy leyendo un largo y espléndido fragmento de un libro inconseguible, “El siglo XI en primera persona”, son las memorias de Abd Allah (1075-1090), último Rey zirí de Granada. Ese vasto reino o territorio conocido en la historia como Al-Ándalus. Los siguientes párrafos son las consideraciones médicas sobre los alimentos y el vino que dejó escritas el Rey en sus memorias.

“Dijo un sabio: ‘Las gentes viven para comer y nosotros comemos para vivir.’ Reflexiona sobre esta idea.” “El Profeta (¡sobre él sea la paz!) dijo: ‘El origen de toda dolencia es la indigestión y la base de todo remedio es la dieta.’ También se ha dicho: come poco y dormirás bien. Y los doctores afirman que el exceso o el defecto son enemigos de la naturaleza.” “Tocante a los alimentos, debe emplear el hombre los más ligeros, incluso si eso lo obliga a hacer comidas varias veces al día, porque así la digestión será más rápida, el estómago conservará el apetito, y los miembros todos andarán más sueltos.” “Todo hombre, en efecto, debe tomar de los bienes del mundo tan sólo aquello a que está acostumbrado.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.